Más errores que aciertos

74 días de gestión del MIL y la familia Meléndez Celis/Torres Salinas:

En algunos casos –lo de Carlos Coral en el HAI y luego en la DIRESA es sintomático- más tardaba en anunciar un nuevo director que ya procedía a cambiarlo. El último fin de semana anunció reestructuración en el sector. Pero ya son menos las voces que le creen.

El mismo Isla Rojas fue blanco de esas mediocridades a través de los bustoparlantes que tienen como concesionarios en los diversos medios de comunicación y que el Gorel solventa, según propia declaración de Darwin Paniagua Yumbato, conocido en los pasillos del Gorel como “llorón” porque se afirma que hasta lágrimas derramó para mantenerse en el puesto luego de haber sido encontrado totalmente ebrio conduciendo una camioneta.

Desde la celebración pomposa en los últimos días de diciembre hasta la responsabilidad en la muerte de por lo menos un infante por causas que podrían evitarse –según reconoció públicamente el propio Ministerio de Salud- la gestión de Fernando Meléndez Celis y su cónyuge Rosío Torres Salinas junto con su hermano Jorge, además de su suegra Nery Salinas Torres y demás familiares ha demostrado en los primeros dos meses y días de administración todo lo que se vio en campaña: mediocridad, corrupción y nombramientos momentáneos en puestos claves. Aquí una apretada crónica –con omisiones, por supuesto como el tema indígena- de lo que ha hecho el MIL en el Gorel.

El primer error que cometió la gestión de Fernando Meléndez fue un día antes de asumir el cargo cuando quiso realizar una actividad en la Plaza de Armas cuando aún no había asumido el cargo. Los entonces consejeros de oposición le hicieron ver el error y lo evitó. Lo que demostraba varias cosas: que no tenía buenos asesores, que tomaba decisiones apresuradas y por ende erróneas y, además, que eran los opositores quienes le sacaban de los problemas en los que le metían sus asesores. Lamentablemente esa tendencia se ha consolidado desde el último día del año pasado a la fecha.

Los últimos días de la gestión ha sido noticia internacional: la muerte de por lo menos un niño en el Hospital Regional de Loreto debido a una bacteria y, finalmente, por las condiciones en que se atiende –tanto en infraestructura como en profesionalismo- en ese lugar. Pero, además de ello, todo el tema ha sido motivado por las pugnas entre Carlos Coral Gonzáles y Jorge Sibina. Las pancartas contra el director de la DIRESA en el HRL y las declaraciones de Sibina en varios medios de comunicación no dejan lugar a dudas. Sin embargo, todo este problema se inició cuando se decidió la salida de Percy Rojas, médico de amplia y exitosa trayectoria que fue retirado sin razones válidas. Y cuando Meléndez Celis entregó el cargo a Coral Gonzáles tuvo expresiones inapropiadas e insultantes contra los médicos del sector. También contra las enfermeras y administrativos. Recuérdese el discurso que pronunció en el HRL delante de Carlos Coral y se sabrá lo impertinente que fue. Que nadie le haya dicho nada sobre el error que cometió no disminuye el despropósito. Y si miramos a otras provincias se notará que en Alto Amazonas –zona que debería conocer mejor y manejarla del mismo modo- existe inestabilidad, entre otras cosas por la injerencia de su suegra, la conocida comandante “Pijuayo” que se hace llamar como “la doña” y que ha mantenido el sector Salud en sobresalto. En lo que va de su gestión Meléndez Celis ha anunciado por lo menos dos reorganizaciones en los hospitales y en la DIRESA. En algunos casos –lo de Carlos Coral en el HAI y luego en la DIRESA es sintomático- más tardaba en anunciar un nuevo director que ya procedía a cambiarlo. El último fin de semana anunció reestructuración en el sector. Pero ya son menos las voces que le creen. Y todos esos problemas han disminuido los logros. Como aquello de conseguir –bajo el necesario apoyo del congresista Víctor Isla Rojas- cerca de 210 millones para el expediente técnico y construcción del Hospital Iquitos.

Pero tiene gente que se resiste a salir de la Oficina de Imagen Institucional y que sólo está preocupada en insultar a quienes creen sus enemigos y no en difundir las acciones gubernamentales. El mismo Isla Rojas fue blanco de esas mediocridades a través de los bustoparlantes que tienen como concesionarios en los diversos medios de comunicación y que el Gorel solventa, según propia declaración de Darwin Paniagua Yumbato, conocido en los pasillos del Gorel como “llorón” porque se afirma que hasta lágrimas derramó para mantenerse en el puesto luego de haber sido encontrado totalmente ebrio conduciendo una camioneta. No hemos podido recibir la versión de Paniagua Yumbato porque las veces que fue requerido indirectamente por este diario ha tenido frases inapropiadas hacia quienes laboran en este medio. Se afirma inclusive que ha vetado al editor Douglas Flores Caballero por su cercanía a este diario, aunque el popular Pachón ha dejado entrever que más por celos profesionales es por cuestiones personales y/o sentimentales que no ha querido especificar. Lo que demostraría que Paniagua Yumbato está desubicado. Aunque solo el incidente de la borrachera bastaría para que deje el cargo se conoce que cuando se produjo el incidente y las redes se llenaban con imágenes y comentarios llamó indirectamente a un reportero que había comparado el caso con aquello del “carro blanco” y le pidió –otros afirman que exigió bajo la condición de destinar presupuesto para el pago mensual- que retirara la publicación. Tal como finalmente sucedió. Se sabe que en más de una oportunidad se decidió su cambio y que el mismo DPY ha pedido mantenerse. Pero toda esta situación también explica cómo está la gestión de FMC. Tanto se criticaba a los colaboradores de la gestión de Fuerza Loretana, sobretodo a los funcionarios que actualmente muchos de esos críticos se han convertido en sobones y ayayeros no solo del gobernador sino de la cónyuge, Rosío Torres Salinas, a quien promocionan a través de los boletines. Triste final o, también vale decir, mediocre comienzo.

Si revisamos los sectores se encontrará situaciones que en nada contribuyen a mejorar la condición de vida del poblador loretano. En Agricultura el caso de los sueldos elevados que ha hecho que se gaste el presupuesto de casi todo el año. En la DIRCETURA ha colocado a personas que desconocen el sector y que están más preocupadas en anécdotas y no en elaborar un plan estratégico. Además, según afirman trabajadores antiguos que han pedido por razones obvias no ser mencionadas, se ha enviado varios “asesores” que están perdidos y que se disparan por su lado sin conocimiento de Daniela Aréstegui, directora que antes estuvo en la Municipalidad de San Juan.

El problema de los nativos tuvo un final feliz con la firma del convenio entre la Presidencia del Consejo de Ministros ya las Federaciones. Inicialmente se destinará 50 millones de soles y en buena cuenta el Presidente del GOREL tuvo un papel importante de intermediario y facilitador, aunque en las notas oficiales de la PCM ni siquiera hacen referencia. Mientras que los boletines oficiales de la región lo colocaban como principal protagonista. Ni lo uno ni lo otro. Ojalá que la calma sea permanente en las cuatro cuencas en conflicto y que el dinero girado sea bien utilizado. Experiencias anteriores de entrega de dinero no apuntan a esa dirección.

El sector Educación es uno de los más activos. Después del paso intempestivo del profesor Llofan Mori, quien se instaló con todo en el Malecón Tarapacá –por una orden judicial y también por su cercanía a FMC- es el profesor Javier Iglesias, quien retornó al cargo luego de varios años de ausencia. Se sabe que tiene la intención de trasladarse como gerente de la Oficina de Desarrollo Social y trabaja con ese fin. Por diversas razones ha sido el funcionario público de Loreto que más primeras planas se ha ganado, después del presidente regional y para ser un sector conflictivo se puede decir que no lo está haciendo mal. Habrá que esperar un tiempo para reafirmar esta apreciación.

Sin duda que una percepción que acompañará a toda la gestión de Meléndez Celis es la intromisión de su cónyuge, Rosío Torres Salinas, en las decisiones gubernamentales. En los primeros días indirectamente manejaba algunas oficinas pero cuando comprobó que varios funcionarios colocaban en puestos a sus allegados que no habían trabajado “para conseguir el triunfo en las elecciones” decidió tomar algunas riendas. Fue ella la que apoyó y propició el despido de personal que nunca se puso la vincha naranja. Con los primeros días de marzo llegó también mayor presencia en los medios de Rosío. Primero fue una ceremonia de homenaje a las mujeres, luego una actividad en el penal de Iquitos que fueron ensayos de “copamiento” –como lo llama un empleado de la oficina de Imagen del Gorel- de “la primera dama regional” que se evidenció en las notas oficiales y en los programas de radio, televisión y prensa escrita que tiene comprados la entidad. Hasta que llegó la muerte de neonatos en el HRL y obligó a dejar de lado ese copamiento. Aunque no se sabe si después que concluya este escándalo los ayayeros de FMC sigan con la actitud de sobones hacia Rosío.

Punto aparte es la OPIP. En esta oficina en menos de dos meses se ha colocado dos directores. El primero, Samuel Trujillo, quien fue traído de Lima y a pesar que pasó con más pena que gloria, nunca se supo por qué le retiraron, pues FMC decidió un domingo cualquiera designar como director al abogado Jorge Morante Figari, quien es un hombre de confianza del líder de UNIPOL, Robison Rivadeneyra Reátegui, y postuló como Vicepresidente en esa agrupación en las elecciones pasadas y ambos no han escatimado insultos hacia el actual gobernador. Solo que el nombramiento en ese cargo ya hizo olvidar ese pasado reciente.