Eso es lo hermosos de los reencuentros. Llegan los compañeros de distintas promociones y año a año siempre hay una novedad familiar. Vean la postal y se aprecien a estos jugadorazos con sus herederos. Y es casi seguro, que seguirán los pasos de sus padres como alumnos del SA. Un buen motivo para seguir sintiendo ese orgullo de ser agustinos.