[ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel].

He tomado prestado todo un poema de Carlos Reyes Ramírez, ganador del Premio COPE en 1986 porque estamos embarcados en un proyecto para llenar de poesía la ciudad de Iquitos. Poesía, he dicho, como la del requenino que les hablo

Esta es una historia de amor dominada por el destino. Lo sabía.
¿Es que hay algo más tronado, circular y retornante que el amor?
Esta es una historia de un mal venido amor. Lo sabía.
Ella muere a pedazos vomitando calles, celebraciones y
music hall.
Ella revienta pulmones y estómago con las drogas del siglo.
Él la ama dolorosamente como un intrépido animal de lenguaje.
Él la persigue, loco ambulatorio, por callejuelas mal olientes y habitaciones coloridas.
Esta es una temblorosa historia de amor. Mejor si estás a mi lado, aburrida como un gato, cerrando los ojos, durmiendo, esperando el momento de huir a los aposentos de los dioses. Mejor si duermes a mi lado: simulas ser alguien, mintiendo a las personas que sollozan.

Es una doble historia de amor donde los bufones se entrecruzan y matan con balas rojas y moradas.
Es una extraña historia donde los imperfectos revólveres del siglo XX disparan contra los amantes, contra el amor que vierte su aroma de profundo suburbio.
Es una historia de amor que roe los asientos y satura las salas del cinema.
Es un amor que se viste de fiesta sobre los escenarios y es perseguido y encarcelado sólo por ser amor.
Es fin y comienzo, todo y nada, eternamente.
Es el siglo que pasa y el que viene,
la muerte de quienes no entienden la inmensidad del Eros y de su asiento imponente.
Es un film donde el lloroso joven escribe un texto con ternura y afecto.
Un film que se oculta en un agujero negro, en un punto alejado del firmamento.
Es loco este amor abandonado en tabernas iluminadas de la ciudad:
el joven muere de hambre y llora su solitaria habitación;
ella, vestida de lentejuelas y alhajas, detiene la rotación del planeta
con su canto que sorprende por su lengua apenas conocida.

Es una historia del torpe amor.
Una historia de amor que comienza cual paradoja en el futuro,
tiene puentes entre las leyes de la termodinámica y el universo.
Esta historia nos ha fatigado. Nos ha hecho sollozar como niños, gritando auxilio, aullando ayuda, gruñendo el aislamiento.

¿Oyes el sonido del amor bramando en los altoparlantes?
¿Escuchas sus pasos sobre mosaicos angustiados?
Olvidemos todo y ven conmigo. Miremos las estrellas desde el histórico tren arruinado por las lluvias.
Vamos a caminar bajo los árboles o bajo la noche temblorosa por la historia del desinteresado amor.
Olvidemos todo, hasta (la historia de) este violento encuentro.
Vamos a comer arroz y aves con ostión en los restaurantes chinos que hormiguean la vía perturbada.
Olvidemos todo, hasta las fiestas donde el colorido es la realidad que se derrumba.
Olvidemos todo antes que esta historia nos contamine y se repita como un disco que gira eternamente en la Vía Láctea.