Hace unos días y aprovechando la debacle brasileña en el fútbol el Nobel peruano de Literatura arremetió acremente contra las políticas públicas que se implementaron e implementan en Brasil. Me pareció un símil fallido en comparar un equipo de fútbol y a un entrenador que sólo le valía los resultados a toda costa con las políticas públicas a favor de la igualdad de las personas en el país carioca. No ha lugar ni punto de comparación entre uno y otro. Es mezclar papas con camotes como solemos decir los peruanos ante tamaña confusión. Sería bueno si nos ponemos a comparar, confrontemos el sistema de salud o educación pública de Noruega con el de Estados Unidos, seguro que la perspectiva de lo que dice el Nobel cambiara completamente. En uno hay una gran inversión estatal y en la otra, un serio déficit de inversión del Estado. No se puede seguir diciendo que hay que reducir o adelgazar más al Estado, eso depende de los contextos, los liberales españoles viven chupando de la leche del Estado y andan tan panchos privatizando para sus amigos y metidos en casos de corrupción hasta las cejas. [Cuando leo artículos de nuestro más grande narrador de historias, pienso en la gramática que hay detrás de sus ideas, siendo la gramática ese universo sígnico- simbólico- normativo que delimitan los significados de horizontes que hemos heredado, la frase es de J.M. Mèlich]. En países como Perú y Brasil tenemos a un Estado, jurídicamente hablando, todavía muy débil de cara al desarrollo de la construcción en los Estados europeos. Una expresión de ese Estado débil, legalmente hablando, lo tenemos en el ámbito de la minería informal en Madre de Dios en Perú o del Estado de Rondonia en Brasil donde predomina la ley del más fuerte. En Alemania te puede caer una multa si no arrojas los residuos en el cubo que te corresponde. Y las multas se pagan. Eso todavía no lo podemos hacer en Perú donde personajes como Montesinos u Orellana viven como reyes. Es muy peligroso, y poco útil, hacer ese tipo de comparaciones porque suena más a un mantra ideológico populista que a la realidad que nos despelleja.

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