El cabello graso es un problema que se presenta en el cuero cabelludo, cuando se produce una cantidad excesiva de sebo, ya sea por factores genéticos o falta de un correcto lavado de cabello.
Algunas de las causas del cabello graso son una incorrecta higiene, uso excesivo de productos químicos, que alteran el pH del cuero cabelludo y estimulan la secreción de las glándulas sebáceas.
Otros factores que ocasionan la apariencia del cabello graso son los hormonales y genéticos. Es común que este problema se presente en el embarazo, la pubertad y menstruación debido a los cambios hormonales que se presentan en estos periodos.
Algunas recomendaciones para combatir este problema consisten en tener una correcta higiene, evitar el calor por el uso de planchas y secadoras, no cepillarlo mientras se encuentre seco, pues esto ocasiona que la grasa se multiplique, y mantener una correcta limpieza de tu peine.
Te presentamos 5 remedios caseros para combatir el cabello graso:
Yema de huevo: Aplica una mezcla de huevo con jugo de limón después de bañarte y deja actuar por unos minutos. Enjuaga.
Jugo de limón: Aplica jugo de limón en el cabello, el cual por su alto contenido en vitaminas y minerales te ayudará a lucir un cabello saludable. Debes combinarlo con un poco de agua destilada y miel y aplicar la mezcla en todo el largo del cabello, dejando actuar por al menos 5 minutos y después enjuagar con agua tibia.
Vinagre de manzana: El vinagre de manzana ayuda a balancear los niveles de pH del cuero cabelludo. Mezcla dos cucharas de vinagre en una taza de agua y aplica después de lavar el cabello por algunos minutos y retira con agua fría. Repite esta operación de 2 a 3 veces por semana.
Té negro: Prepara hojas de té negro en una taza de agua y deja hervir aproximadamente 10 minutos. Espera a que se estabilice a temperatura ambiente y colócalo en el cuero cabelludo y largo del cabello durante 5 minutos. Después enjuaga con agua tibia. Repite el procedimiento de 2 a 3 veces por semana. Esto te ayudará a lucir un cabello increíble.
Usar productos de limpieza muy fuerte o con demasiados químicos no es bueno para la piel. Muchos champús o acondicionadores son irritantes y afectan el pH de la piel. Esto puede estimular la secreción de las glándulas sebáceas. Lo mismo ocurre cuando dejamos pasar varios días sin lavar el cabello, sobre todo cuando hace mucho calor.