Bajo la presión que vivimos todos los días, los medios, la familia, la escuela o el trabajo, es normal que sientas ataques de ira que creer imposibles de controlar, una emoción que explota en el momento y que cuando te das cuenta ya es muy tarde, quizá heriste a una persona, quizá solo fue alguien que se pasó el alto, pero este tipo de emoción se puede convertir en una adicción que, con el tiempo llega a manifestarse de manera física, como úlceras, gastritis, estreñimiento, dolores de cabeza, jaquecas, entre otros síntomas del descontrol de tu ira.

Todo se puede solucionar entendiendo de dónde viene ese oleaje iracundo, utilizando varios métodos que puedes aplicar para ti o para tu familia, que tus hijos pueden llegar a adquirir como ejercicios básicos cuando sienten que las cosas se salen de control. Tener las riendas de tus emociones y las de tu familia puede ayudarte de corto a largo plazo para que encuentren un estado tranquilo en su día a día.

Te dejamos con algunos 4 ejercicios para controlar tu ira personal y la de tu familia.

  1. Haz ejercicio. La sustancia que segrega el ejercicio ayuda a que tus niveles de ira bajen conforme pasa el tiempo. Puedes tener una rutina pequeña todas las mañanas. Para tus hijos, siempre es aconsejable tener una actividad extra curricular para que saquen toda la energía que tienen.
  2. Utiliza ejercicios derespiración profunda. Cuando sientes llegar un ataque de ira, toma un tiempo y comienza a respirar hondo, este simple ejercicio te ayudará a pensar mejor, relajarte y controlar lo que estabas a punto de hacer.
  3. Detente antes de explotar. Si sientes que estás a punto de perder el control completo de tu capacidad para razonar con certeza, entonces comienza acontar hacia atrás,desde 100 o desde 50, como gustes, el intentar recordar cómo van los números puede ayudarte a enfocarte en este ejercicio y no en lo que estabas a punto de hacer.
  4. Escribe.Escribir es una terapia increíble que puede ayudarte a ti y a tu familia para expresar todo eso que se queda atorado, todo el enojo, la ira y la tristeza en un espacio seguro donde nadie más puede llegar a juzgarte. Puedes orientar a tus hijos a que expresen sus emociones en una libreta, donde son libres de decir todo lo que piensan.