Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Para cuando usted tenga en sus manos este diario, leyendo esta columna, el Mundial de Fútbol Rusia 2018 ya habrá empezado o estaremos a minutos que sea inaugurado.

Para los peruanos menores de 40 años será el primer Mundial en el que verán a la selección peruana de fútbol moviendo el balón, esta vez en Rusia 2018. Desde México 86 hasta Brasil 2014, nuestra participación en los mundiales fue de simples espectadores.

A mis casi 45 años tendré el privilegio de volver a ver a mi selección peruana de fútbol por segunda vez en un Mundial, la que empieza hoy en mi condición de periodista y siguiendo a la selección desde Iquitos, como lo hicimos juntos un grupo de colegas durante el proceso clasificatorio.

Han sido jornadas en modo estrés absoluto. Pues aunque usted no lo crea, los periodistas asumimos de tal forma una cobertura que terminamos involucrándonos en la misma a un nivel de estrés máximo. En la fase final del proceso clasificatorio eso fue lo que nos pasó.

En el tramo final estuvimos en la cobertura de las previas y post partidos de Perú, junto a mi colega y amigo Carlos Ampuero, corresponsal de América TV, cubriendo desde los amistosos hasta la clasificación. Fue con el cholo, con quien implantamos una especie de cábala.

Primero al Bar Flores, el del oreja, como lo bautizamos, la plaza 28 de julio y destino final El Pardo. Ese fue nuestro recorrido hasta el 15 de noviembre de 2017 cuando junto a él y otros colegas, tras el pitazo final, nos confundimos en un abrazo, celebrando la clasificación de Perú a un mundial de fútbol luego de 36 años.

Es imposible olvidar las interrogantes del cholo, preguntándome: Loco, vamos o no a clasificar. Y yo respondiéndole: vamos a clasificar y prepárate para ser parte de la historia, le respondía.

Primero tuvimos que superar el susto que nos dio Colombia, cuando en la entrañable voz de Daniel Peredo escuchábamos: la tocó, la tocó, la tocó Ramón. Y el ex seleccionado patrio confirmaba lo dicho por Peredo en tono alto y chinchoso: la tocó, la tocó.

Era la narración del gol del empate ante Colombia, que nos ponía en el repechaje frente a Nueva Zelanda, dos partidos que además iban a tener la ausencia de Paolo Guerrero.

Para los encuentros con Nueva Zelanda, Arequipa me acogió los primeros 90 de los 180 minutos de estrés. Ya en Iquitos, nos aprestamos con mi compañero Carlos Ampuero, a cubrir las incidencias de una de las comisiones más importante que nos ha tocado como corresponsales. La clasificación de Perú a un Mundial y así fue.

Sin Guerrero y con las genialidades de Farfán y Ramos se rompió el maleficio de 36 años. Peredo, a quien extrañaremos en las narraciones mundialistas, nos lanzaba frases para escribirlas en un papel y guardarlas en un marco y esos audios escucharlos cada cierto tiempo para darnos cuenta que lograr volver a un mundial de fútbol sí fue posible.

Este sábado debuta Perú en el Mundial Rusia 2018 y creo que con mi colega el cholo Ampuero, tendremos que volver a la cábala, aquella que siempre recordaremos como parte de la historia que nos ha tocado cubrir como corresponsales en este parte del bello Perú como lo es Iquitos. Desde donde todos cantaremos a viva voz nuestro Himno Nacional y gritaremos a una sola voz: ¡Arriba Perú!

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