¿En qué cree el señor presidente?

Alberto Chirif

Como es evidente, un presidente está mucho más expuesto a las críticas en caso de incurrir en disparates. Como figura pública, cualquier presidente debe tener especial cuidado con lo que dice porque sus expresiones son más sonoras que las del ciudadano de a pie. Como contrapartida, si la discreción es una virtud apreciada, es doblemente valorada en caso de un presidente o de alguna otra figura pública, y valga la oportunidad para recordar con respeto al presidente Valentín Paniagua por su sobria conducción del país en el breve gobierno de tránsito que encabezó después de la dictadura del presidente Alberto Fujimori. Y además de sobria, fue digna y justa porque, entre otras cosas, estableció las condiciones adecuadas para que se investigase la corrupción durante el régimen anterior y aprobó la conformación de una mesa de diálogo que reunió delegados de organizaciones indígenas, funcionarios y miembros de la sociedad civil para elaborar el más importante documento de consenso trabajado sobre el tema y que recoge planteamientos de los pueblos indígenas que apuntan a la reafirmación de sus derechos. Claro, luego vino el problema de siempre: el escrito fue encarpetado por los gobiernos posteriores y duerme el sueño de las injusticias.

El problema del señor presidente Alan García es doble, ya que no sólo se ha convertido en el principal político difusor de dislates de los últimos tiempos, sino que además cree que ellos constituyen acabada expresión de estadista. Aunque no lo haya dicho de esta manera, el aire que él asume cuando lanza algún despropósito lo hace con la presunción de quien cree que expresa un pensamiento finamente elaborado.

Hasta donde recuerdo, comenzó con lo del perro del hortelano, que esa vez no lo dijo sino lo firmó (vaya uno a saber quién lo escribió). De allí en adelante, abrió las puertas para que escape su verbo, que en esta reentrada ya no ha tenido las características floridas de la primera vez, cuando se refería a temas a los que les daba sonoridades importantes (la unidad de los pueblos, los derechos de los indígenas “que están acá antes que los García y los Pérez” –sic-, la reducción de las cuotas del pago de la deuda externa al 10% del PBI), sino que ha sido trabado, dubitativo, apoyándolo en ocasiones en muletillas y, a veces, abordando cuestiones poco relevantes para lo que deben ser las preocupaciones de un presidente. Es el caso, por ejemplo, de la vez en que se refirió al carácter triste de los peruanos al que contrastó con la alegría de los brasileños, a quienes debe imaginar que no hacen más que bailar samba, jugar fútbol y, claro, mirar las debocadas caderas de garotas bañándose en playas de blancas arenas. Así, de un plumazo, él acabó con la violencia de las favelas, del narcotráfico y de los pistoleros que asesinan a campesinos sin tierra y a religiosas que los apoyan, y de los ciudadanos en situación de extrema pobreza, que del 50% de hace pocos años parecen haberse reducido a alrededor de 40%. Claro que es mucho pedir que se fijara en tantas cosas a la vez y por eso se quedó con el colorido del carnaval y la farra.

En alguna de sus exhibiciones verbales se refirió también a los problemas que presenta la topografía del Perú, complicada por su cantidad de cerros, según él. Esta versión del país arrugado que tenemos, el señor presidente la contrastó con países planos, como Argentina y sus pampas y Estados Unidos y sus praderas, tan fértiles, tan buenas para la producción ganadera y de trigo. Poco le importó, o tal vez no lo sabía (posiblemente no lo sepa aún) que precisamente estas “arrugas” cordilleranas son las que hacen del Perú uno de los 12 países megadiversos del mundo, grupo en el que por cierto también se encuentra Estados Unidos, pero que no integraría si sólo tuviera praderas, ganado y trigo; y que también han permitido, gracias a la inteligencia de sus pobladores ancestrales, que se domestiquen al menos cinco especies de fauna y cerca de 200 especies de flora, entre las cuales figuran más de 3000 variedades de papa.

La pregunta inevitable es dónde estaba el señor Brack, ministro del Ambiente, mientras el presidente lanzaba estos dichos, porque al menos yo aprendí cosas como esas de él. ¿Dinamitando dragas en Madre de Dios? No, no, eso sería después. Estaba más bien afirmando que ya la minería y la explotación de hidrocarburos no contaminaban porque se habían convertido en industrias limpias, gracias a la tecnología moderna. Él fijó el punto de partida de la nueva situación que imagina en los trabajos de reinyección y remediación que había iniciado la empresa Pluspetrol, a consecuencia de una lucha notable de los achuares del río Corrientes para lograr revertir la contaminación que ella y su antecesora, la Occidental Petroleum Co., habían generado en la cuenca, realidad que hasta la firma de la histórica acta de Dorissa, en octubre de 2006, el Estado había negado que existiera. Años más tarde, el Estado la admitiría pero sólo para señalar que ya había sido superada y además que esto había sido posible gracias al esfuerzo de la empresa privada y del gobierno. Los achuares volvieron a no existir.

En una aparición anterior al inicio del último proceso electoral, haciendo alarde de suficiencia el presidente García Pérez declaró que él no podía decidir quién iba a ser su sucesor, pero que sí podía evitar que lo fuera alguien que a él no le gustara. Sus candidatos en las elecciones municipales se cayeron, como se cayó después su opción para la presidencial, al menos que él diga ahora que no, que todos estamos equivocado porque en realidad su alternativa fue siempre el señor Ollanta Humala. Pero en verdad esto sería poco creíble.

Lo que resulta desconcertante es que sus reiteradas opiniones fallidas no lo hayan llevado a buscar en el silencio no la cura, pero al menos la discreción para terminar con un perfil bajo una faena que culmina con tantos destrozos de su autoría, incluyendo el de su propio partido. Insensible ante tantas evidencias se lazó, hace unas semanas, a abordar el tema de las creencias religiosas de gran parte de la población peruana.

En un programa de televisión, el presidente Alan García dijo que había “que derrotar ideologías absurdas, panteístas, que creen que las paredes son dioses y el aire es dios, en fin, volver a esas fórmulas primitivas de religiosidad, donde te dicen no toques ese cerro porque es un apu y está lleno de espíritus milenarios y no sé qué cosa. Bueno, si llegamos a eso entonces no hagamos nada, ni minería. No toques esos peces porque son criaturas de dios y son la expresión del dios Poseidón. Volvemos digamos a este animismo primitivo. Yo pienso que necesitamos más educación, pero eso es un trabajo de largo plazo, esto no se arregla así porque te puedes ir a cualquier lugar donde la población, de buena fe, ah, y de acuerdo a su educación, no me toquen a mí esta zona que es un santuario y uno pregunta un santuario de qué, ¿no? Si es un santuario de medio ambiente, santo y bueno. Si es un santuario porque allí están las almas de los antepasados, oigan, las almas de los antepasados están en el Paraíso seguramente, no están allí y deje Ud. que los que ahora viven se nutran de su trabajo en las inversiones en sus cerros. De manera que es un largo trabajo. Que estemos avanzando no quiere decir que todas nuestras formas un poco antiguas de pensamiento hayan sido superadas”.

¡Cuántas cosas dijo el señor presidente en esta intervención! ¡Cuánto pan por rebanar y tela por cortar contiene! Casi cada línea podría servir para hacer un ensayo. Me limito ahora a revisar someramente varios de estos asuntos, para luego dedicarle más tiempo a uno de ellos.

¿Falta educación? Coincidimos, pero qué ha hecho su ministro además de castigar a las víctimas del sistema educativo aplicando la nota 14 para el ingreso a los institutos pedagógicos públicos, o qué ha hecho su gobierno aparte de enflaquecer el presupuesto del sector educación. ¿Santuario del medio ambiente? ¿Y el santuario nacional de Megantoni, categoría de área natural protegida por la que, a pesar que la ley prohíba cualquier tipo de intervención directa, este gobierno ha querido atravesar un gasoducto? ¿Y el parque nacional Bahuaya Sonene que soportó una amenaza de recorte también su gobierno para entregar la parte seccionada a empresas petroleras? ¿A qué comunidad amenazada por la minería ha escuchado el señor presidente apelar a Poseidón –divinidad de la antigüedad clásica, dios del mar y las tormentas que hoy hace parte de la historia de las religiones- para defender sus derechos? ¿Han sido los puneños que no tienen mar o los achuares del Corriente que tampoco lo tienen ni saben de la existencia de esa divinidad?

Supone el presidente que las inversiones mineras “nutren” a la población local, y a menos que considere que comer alimentos contaminados por metales pesados -que se alojan en la sangre de la gente para no salir más- es parte de esa nutrición, no sabemos a qué se refiere. No me canso de citar al Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), organismo oficial y por eso libre de sospechas de actuar como agitador y manipulador de información para contradecir al Estado, cuando señala: “los distritos más pobres de la región Puno son aquellos donde se explota algún mineral. Por ejemplo, en Pichacani-Laraqueri (Puno) el 82.7% de sus pobladores son pobres y 37.8% están en pobreza extrema; mientras que en San Antonio de Esquilache (Puno) la pobreza es de 87.2% y la pobreza extrema 49.9%” (INEI “Conozca a los más y menos pobres del Perú”. Nuevo mapa de pobreza 2009. http://cecopros.org/principal//content/view/1158/308/).

Los resultados a los que llega Roxana Barrantes, investigadora del Instituto de Estudios peruanos, analizando información sobre distritos mineros en el país, coincide con los del INEI. Señala la autora que “…lo primero que llama la atención […], es que la gran mayoría (139 de 159) de los distritos productores [de minerales] recibe menos de S/. 10,000 anuales por concepto de canon minero y que 63 distritos reciben transferencias per cápita menores a S/ 2.00 soles anuales. Solamente 8 distritos, reciben más de un millón de soles anuales, lo que resulta en una transferencia per cápita de casi cien soles anuales”. Sus conclusiones son contundentes: “más distritos empeoran que mejoran en la clasificación si se compara el Mapa de Foncodes de 1995 con el Mapa del MEF de 2001”. (Roxana Barrantes “Minería, desarrollo y pobreza en el Perú, o de cómo todo depende del cristal con que se mire”. En Barrantes, Roxana, Patricia Zárate y Anahí Durand, Te quiero pero no: minería, desarrollo y poblaciones locales”. Colección  Mínima, 59. Instituto de Estudios Peruanos. Lima 2005. p. 17-79).

Pero yendo al tema de la religiosidad, hasta donde recuerdo, al menos en el caso más reciente, el de las protestas de los puneños contra la minería, ellos no se han referido a los apus para defender sus derechos a su desarrollo económico y a su salud. Por el contrario, han incidido en el tema de la contaminación de suelos y aguas, y del acaparamiento del agua por parte de las empresas mineras, lo que es fatal para ellos que son agricultores y criadores de ganado. Son, pues, aspectos concretos, no especulativos, los planteados por puneños y otros pobladores que se oponen a la minería.

Las agresiones realizadas por el presidente a la religiosidad de los andinos son inconcebibles en un país como el nuestro, con una inmensa diversidad cultural, a la que el Perú de hoy le debe más que monumentos y sitios arqueológicos, cultura viva expresada en especies domesticadas de vegetales y animales que, de otra manera, no tendríamos.

Sus expresiones agrediendo la religiosidad andina me llevan a preguntarme en qué cree el señor presidente. Hasta donde sé es católico: se le ve en misa, al menos en las que están rodeadas de importancia social y política, ha bautizado a sus hijos, últimamente se ha esmerado en colocar una figura de Cristo en la costa de Chorrillos y hasta se lo ha visto con el hábito del Señor de los Milagros, siguiendo la procesión por algunas cuadras.

Como católico, la haya leído o no, debe tener fe en la palabra de la Biblia. En el Antiguo Testamento encontramos pasajes que, escritos por García Márquez, harían parte de lo real maravilloso, pero no, son parte del texto fundador del Cristianismo. Allí están Adán y Eva creados por la palabra divina y ubicados en un ambiente pleno, libre de las contradicciones mundanas, pero luego expulsados al mundo de lo conocido hoy por haber comido del árbol de la fruta del bien y del mal. Allí está Moisés alimentándose con su pueblo del maná caído del cielo y atravesando el Mar Rojo, abierto como una calle, en su huida de los egipcios; y también Josué con sus trompeteros tocando hasta derribar las murallas de Jericó.

Más adelante, después del nacimiento de Jesús, el Nuevo Testamento nos confronta con nuevos acontecimientos extraordinarios, varios de los cuales constituyen dogmas de la fe católica, es decir, de acuerdo a la definición que hace del término la Real Academia Española, “Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia”. Se trata pues de cuestiones de obligatoria aceptación para todos quienes se reclaman católicos. Entre ellas, están la concepción de María sin intervención de varón, la resurrección de Cristo al tercer día de muerto y la resurrección de todos los fieles el día del Juicio Final, la vida eterna para los justos y la condenación perpetua para quienes no lo sean. En fin, hay cientos de hechos asombrosos más, como la resurrección de Lázaro, la conversión del agua en vino, la multiplicación de los panes y la sanación de ciegos y enfermos, por mencionar sólo algunos de los acontecimientos maravillosos que narra.

Son hechos de más difícil credibilidad, desde la perspectiva de la razón, que decir que los cerros son morada de apus tutelares. La pregunta es porqué el señor presidente cree en esos hechos, al menos así tengo que asumirlo dado que se presenta como católico, y niega e incluso se burla de las creencias de los andinos. ¿Será que éstos son indígenas, es decir, será que el racismo tenga que ver con este asunto? Creo que es posible considerando, sobre todo, juicios anteriores emitidos por él, como cuando puso en duda, en el contexto de las protestas de Bagua, que los indígenas fuesen ciudadanos de primera.

Analizando sus intervenciones salta a la vista la confusión de las creencias del señor presidente. Sigue la procesión del Cristo negro cuando en realidad no existió tal Cristo negro, ya que se trata de una representación que, con todo derecho, la población negra del Perú ha hecho del personaje para identificarlo mejor con su propia sociedad y cultura. Claro, la posibilidad es que él no crea ni en el Cristo negro ni en Cristo, y que su aparición sea otra demostración vacía de contenido religioso y llena de apariencias. Esto último parece contradictorio, pero en su caso, el vacío llena. Pero su confusión no se agota allí: no es que no crea en los milagros, sino que tiene una percepción sui generis de éstos, como la que expresó al decir que el reciente asesinato de Bin Laden era el primer milagro hecho por Juan Pablo II, por entonces recién canonizado; no es tampoco que no crea en las almas¸ sino en la morada que habitan, que no son los cerros sino el Paraíso, por lo que al parecer cree también en la existencia de éste.

En religión, las creencias –que nunca podrán ser “probadas” y siempre serán motivo de discusiones entre la gente- son importantes no en sí mismas sino por su potencialidad que tienen para hacer que los seres modifiquen sus vidas y avancen por el camino del respeto por la vida, la de los demás y la de la naturaleza. El grado de profundidad que se le dé a este respeto, a esta admiración por lo creado, dependerá de las personas y puede llegar hasta estados conocidos como de santidad.

Recuerdo ahora una novela de Hermann Hesse en la cual el personaje central, Knulp, quien le da el nombre a la obra, discute con un amigo sobre temas de espiritualidad. Uno de ellos –no recuerdo cuál- cuestiona a los seguidores de El Ejército de Salvación, movimiento al que considera equivocado y poco consistente en las cuestiones que ellos analizan en ese momento. El otro le responde que más importante que la doctrina es la sinceridad de la búsqueda que emprenden los seres humanos para superar los límites de su egoísmo.

Y al final de eso se trata: de creer con sinceridad y de obrar en coherencia con lo que se cree.

5 COMENTARIOS

  1. Cuanto absurdo cabe en ésta persona que ocupa la presidencia, lamentablemente, no es el único pues muchos callan no sólo porque el manda, sino porque tienen el mismo credo.
    Por ello, resulta altamente contradictorio que quien afirma que hay que “derrotar ideologías absurdas, panteístas, que creen que las paredes son dioses y el aire es dios, …» baile en Machupichu y se muestre conmovido. Claro que está interesado en las cámaras y en despedirse con ventajas para su futuro político… Dios nos salve.

  2. La cantidad de afirmaciones descabelladas y poco serias que perpetra en este artículo el antropólogo Alberto Chirif, hace mucho tiempo afincado en nuestra región, merecen ser analizadas y refutadas con la seriedad de la que él carece. En primer lugar, nos enteramos que el antropòlogo Chirif es un admirador del ex presidente Paniagua, seguramente porque durante su breve gobierno muchos de los «caviares» amigos de Chirif ocuparon puestos en el Estado y él, claro, fue beneficiado en sus «investigaciones». Pero también es clara la antipatìa que le despierta el presidente García, tal vez entre otras cosas porque no es del agrado de los «caviares». Pero analicemos con màs detalle por què a Chirif no le gust García. Comienza diciendo, cual Martha Hildebrandt, que el Presidente es autor de lo que èl considera «dislates», asumiendo la categoría de lingüista, profesiòn que hasta donde se sabe no es propia del señor Chirif; continùa sus despropósitos criticando el verbo según él, «florido» del presidente aprista, cosa que contradice a las opiniones de tirios y troyanos que nunca han podido dejar de reconocer la correciòn de la vasta retórica de uno de los mejores discípulos de Haya de la Torre, les guste o no, pero para Chirif esto constituye motivo de crítica. Llega el extremo en su furor anti Alan de poner en cuestiòn algo que es de conocimiento y aceptaciòn mundial: que los brasileños, a pesar de sus problemas son un pueblo de temperamento alegre, cosa que puede confirmar cualquiera que haya vivido por algún tiempo en ese país, lo que parece que el señor Chirif con la «alegrìa» que lo carateriza no ha hecho. Y que el Perú es un pueblo triste, cualquiera sin estudios de antropòlogía puede afirmarlo ¿o Arguedas estaba describiendo a otro país? ¿o nuestro cholo Vallejo sería tal vez un depresivo patológico?

    Habla también que García se refirió en nalgún momento a las «arrugas» de nuestra topografía y eso parece molestarle, ¿tal vez será por las «arrugas» que dejó en la WWF y que determinaron su despedida de ese ente ambiental? Porque ademàs parece guardar un cierto rencor a los ambientalistas como el Ministro Brack cuando vuelve a la monserga de la contaminación que todos sabemos que se daba en las èpocas de la explotación petrolera por la fenecida y quizás en vias de resucitar Petroperú y critica a Brack retomando los viejos argumentos de los agitadores de siempre, y en un lapsus que lo hace caer más bajo aún parece olvidar todos los avances de la tecnologìa en cuanto a explotación limpia de los hidrocarburos puestos en pràctica por las compañias que actúan en la zona. Dice Chirif que los achuares existen, pues claro que existen, como existen todos los pueblos originarios que estudian los antropólogos como la nortemericana Margaret Mead que no tuvo reparos en acostarse con los indígenas melanesios para luego describir sus conductas sexuales y hacerse millonaria con sus libros a costa del esforzado sudor de los varones de las islas oceánicas. Siempre es bueno recordar la «ética» «científica y profesional» de ciertos antropólogos. Continúa el antropólogo Chirif fungiendo de comentarista político y criticando asertos totalmente políticos del presidente García que nada tienen que ver con una crítica seria. Luego se trenza con una cita de Alan García en donde éste critica a los panteìsmos exacerbados que son un pretexrto para los agitadores y enemigos de la inversión que traiga progreso a la amazonía. Luego ¿claro! no podìa ser de otra manera, hace concesiones a sus amigotes del Sutep y critica el esfuerzo de este gobierno por mejorar el bajìsimo nivel de nuestros maestros, y se piede con cifras de una ilustre desconocida en que se habla de niveles de contaminación y pobrera, queriendo, como le es usual, satanizar a la minería en favor del sagrado ícono de ciertos antropoólogos, es decir la naturaleza virgen que sólo ellos pueden hollar (o ser hollados por ella como Margaret Mead). Para terminar, el señor Chirif se enreda en una serie de citas de la Biblia queriendo demostrar que es màs fantástica que los mitos andinos y amazónicos en un ejercicio de novel teólogo amateur. Bueno, tiene todo el derecho de iniciar un debate al respecto,pero eso no le da la patente de usar estas apreciaciones en materia de religión para atacar políticamente a un presidente que no es de su agrado. Y continúa con sus despropósitos tildando de «racista » a Alan Garcìa sólo porque según Chirif los sucesos de Bagua son una expresión de desprecio a los pueblos indígenas, y no, como efectivamente lo fueron, una tragedia provocada por agitadores disfrazados de dirigentes, que impunemente hasta ahora siguen manipulando a los nativos. Seguramente Chirif debe estar muy satisfecho con la manipulación que el CPC Aduviri hace de sus «hermanos » aymaras en Puno para adquirir poder. No podìa faltar por supuesto en el desaguisado de este frustrado escribidor político la fresa que corona la torta, es decir las infelices alusiones al Cristo del Pacífico como obligado sacrificio a su «apu» Villaràn. Es casi para no mencionar por vergüenza ajena el pàrrafo en que sugiere que el demonio criminal Bin Laden era poco menos que un inofensivo pastor de cabras en Afganistán. Termina su extenso dislate mencionando al gran Hermann Hesse con absoluta licencia y sin que venga a cuento habla de la sinceridad y coherencia en la vida, algo que difícilmente olvidarán los directivos de la WWF en la «impoluta» carrera profesional de Alberto Chirif…

  3. El antropólogo Alberto Chirif, afincado en nuestra región hace ya muchos años, nos sorprende una vez más cuando eyacula su bilis contra el presidente García recurriendo a los más increíbles y descabellados aregumentos, los cuales se deben analizar con alguna seriedad, de la cual, por supuesto, el analizado Chirif carece totalmente. En primer lugar, nos enteramos que el antropólogo Chirif es un admirador del ex presidente Paniagua, seguramente porque durante su breve gobierno muchos de los «caviares» amigos de Chirif ocuparon puestos en el Estado y él, claro, fue beneficiado en sus «investigaciones». Pero también es clara la antipatía que le despierta el presidente García, tal vez, entre otras cosas porque no es del agrado de los «caviares». Pero analicemos con más detalle por qué a Chirif no le gusta García. Comienza diciendo, cual Martha Hildebrandt, que el Presidente es autor de lo que él considera «dislates», asumiendo la categoría de lingüista, profesión que hasta donde se sabe no es propia del señor Chirif; continúa sus despropósitos criticando el verbo según él «florido» del presidente aprista, cosa que contradice a las opiniones de tirios y troyanos que nunca han podido dejar de reconocer la correción de la vasta retórica de uno de los mejores discípulos de Haya de la Torre, les guste o no, pero para Chirif esto constituye motivo de crítica. Llega el extremo en su furor anti Alan de poner en cuestión algo que es de conocimiento y aceptación mundial: que los brasileños, apesar de sus problemas, son un pueblo de temperamento alegre, cosa que puede confirmar cualquiera que haya vivido algún tiempo en ese país, lo que parece que el señor Chirif con la «alegría» que lo caracteriza no ha hecho. Y que el Perú es un pueblo triste, cualquiera sin estudios de antropología puede darse cuenta, ¿ o tal vez Arguedas estaba hablando de otro país? o la melancolía de nuestro cholo Vallejo sería tal vez una depresión patológica?. Habla también Chirif que García se refirió en algún momento a las «arrugas» de nuestra topografía y eso parece molestarle, ¿tal vez será por las «arrugas» que dejó en la WWF y que determinaron su despedida de ese ente ambiental? Porque además parece guardar un cierto rencor a los ambientalistas como el Ministro Brack y vuelve a la monserga de la contaminación que todos sabemos que se daba sólo en los primeros años de la explotación petrolera y que por desgracia sus efectos se sienten hasta ahora por culpa de la fenecida y quizás en vía de resucitar Petroperú y criytica a Brack retomando los viejos argumentos de los agitadores de siempre, y en un lapsus que lo hace caer más bajo aún parece olvidar todos los avances de la tecnología en cuanto a explotación limpia de los hidrocarburos. Dice que los achuares existen, pues claro que existen , como existen los pueblos originarios que estudian los antropólogos como la norteamericana Margaret Mead que en los años ´50 del siglo pasado no tuvo reparos en acostarse con los indígenas melanesios para luego describir sus conductas sexuales y hacerse millonaria con sus libros a costa del esforzado sudor de los varones de las islas oceánicas. Siempre es bueno recordar la «ética» «científica y profesional» de ciertos antropólogos. Continúa el antropólogo Chirif fungiendo de comentarista político y criticando asertos totalmente políticos del presidente García que nada tienen que ver con una crítica seria. Luego se trenza con una cita de Alan García en donde éste critica a los panteísmos exacerbados que son un pretexto para los agitadores y enemigos de las inversiones que traigan progreso a la amazonía. Luego ¿claro! no podìa ser de otra manera hace concesiones a sus amigotes del Sutep y critica el esfuerzo de este gobierno por mejorar el bajísimo nivel de nuestros maestros, y se piede en cifras de una ilustre desconocida en que se habla de niveles de contaminación y pobreza, queriendo, como le es usual, satanizar a la minería en favor del sagrado ícono de ciertos antropólogos, es decir la naturaleza virgen que sólo ellos pueden hollar (o ser hollados por ella, como Margaret Mead). Para terminar se enreda en una serie de citas de la Biblia queriendo demostrar que es más fantástica que los mitos andinos y amazónicos en un ejercicio de teólogo amateur. Tiene todo el derecho de iniciar un debate al respecto, pero eso no le da la patente de usar estas apreciaciones personales en materia de religión para atacar políticamente a un presidente que representa la fe de todo un pueblo aún cuando no sea del agrado del señor Chirif . Y continúa con sus despropósitos tildando de «racista » a Alan García sólo porque según Chirif los sucesos de Bagua son una expresión de desprecio a los pueblos originarios, y no como efectivamente lo fueron, una tragedia provocada por agitadores disfrazados de dirigentes indígenas que impunemente hasta ahora siguen manipulando a los nativos. Seguramente Chirif debe estar muy satisfecho con la manipulación que el CPC Aduviri hace de sus «hermanos » aymaras en Puno para adquirir poder. Y no podía faltar por supuesto en este desaguisado de un escribidor frustrado la cereza que corona la torta «caviar»: las alusiones infelices al Cristo del Pacífico como obligado sacrificio a su «apu» Villarán, y mejor olvidarnos de las infelices frases que sugieren que el demonio Bin Laden no era tal sino un inocente pastor de cabras en Afganistán. Termina Chirif su extenso dislate mencionando al gran Hermann Hesse con absoluta licencia y sin que venga a cuento habla de la sinceridad y coherencia en la vida, algo que seguramente los de la WWF difícilmente olvidarán en la impoluta carrera profesional de Alberto Chirif…

  4. HOLA…ALÓ, QUÉ, WHAT !!!…QUE EL ENANON CAMISEO PAN Y AGUA + GAS PAMISHIJITOS HIZO UNA GESTION, QUÉ ?…

    OYE, AMIGUIN, SI ERES UN BECADO MAS DE ALGUNA ONG REVESERA Y «DESINFORMADA», TE DISCULPAMOS…

    PERO, ESO ESTA DEMASIADO LEJOS DE LA REALIDAD NACIONAL, Y PARA EMPEZAR DEBEMOS RECORDAR QUE DURANTE EL DESGOBIERNO DEL ABIGEOLOGO GENOCIDA PONCIANUS FERNANDO PILATEUS BELAUNDE TERRY Y EL CAFICHON MAYOR DEL PPC BEDOYA REYES, FUE ESTE PAR DE DESALMADOS EL QUE OFICIALIZO » EL TERRORISMO DE ESTADO «, LEGALIZANDO LAS CRIMINALES PRACTICAS DE LAS FF. AA. EN TODO EL PAIS…

    OJO, NO SOY TERRUCO, PERO, TAMPOCO ESE ACCIONAR SALVAJE DEL ESTADO, IGUAL, NO ERA ACEPTABLE…

    AHORA, VAN 31 AÑOS DE INFAME IMPUNIDAD, CON LA TOTAL COMPLICIDAD DE LOS MEDIOS EN TODA LA NACION, ESE SILENCIO FUE IMPUESTO POR LA FAMILIA MIRO Q, ASI EL COCHINO MERCIOCO TAPO TODAS LAS PORQUERIAS DEL BELAUNDATO, INCLUIDOS, ROBOS, MATANZAS, PECULADOS, ESTAFAS Y DEMAS DELITOS CONTRA EL SEGURO SOCIAL DEL PERÚ Y LAS EMPRESAS PUBLICAS ( SI LAS ONGS TE LO ESCONDEN, DEBES SABER QUE ELLOS LAS QUEBRARON, LOS BELAUNDISTAS Y BEDOYISTAS…

    Y, VAS A DECIRNOS QUE CAMISEO PAN Y AGUA + GAS HIZO UNA GESTION ACEPTABLE…NO JOOODAAS !!!…INFORMATE…GRACIAS

  5. Se olvida el ilustrado escritor de la alabanza a la mística senderista. Alan es un orate en el sentido patológico del término. Pero también existe mucha esquizofrenia social que lleva al poder a tales individuos que a su vez alimentan la ignorancia del pueblo en un círculo vicioso que traba el desarrollo y crea inmensas diferencias entre peruanos. Que Dios nos ampare.

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