200 Cerbatanas.

Escribe Héctor Tintaya Feria

Hoy se oficializará el centralismo y la deslealtad electoral en cuanto a las listas congresales de las 19 agrupaciones políticas que hasta ayer vencían el plazo para presentarse. Los “san benitos” que cientos de candidatos han hecho durante largos meses en cada una de sus provincias no ha sido suficiente porque el centralismo, cúpula, caudillaje ha decidido, seguramente, algo distinto a lo que acordado.

Es normal en la política electoral peruana. Cientos de empresarios líderes regionales de poco peso y franeleros que militantemente han salido por los medios de comunicación de defender una idea o una posición de caras a las elecciones presidenciales se han visto decepcionados porque las cúpulas en Lima han decidido otras fórmulas.

Pasó con Humala y Toledo pero también con García por más que se jacte de ser de un partido histórico. La política peruana es una criollada de último momento y los provincianos están condenados a recibir las sobras de las decisiones de los líderes que con tanto esfuerzo ayudan a construir o, mejor aún, a defender de la podredumbre que son acusados permanentemente en los medios pequeños o de la misma percepción ciudadana que obedece a esa definición que la política es basura.

Y cómo les pagan. Con una indiferencia total. Así como sucede en diferentes campos en Lima creen que la política pasa por sus narices y sus intereses comerciales. Así no se puede construir un partido. Pero lo peor está por venir en provincias en cuanto a esta realidad. Cuando uno cree que va haber cierta rebeldía por estos hijos ilegítimos que sus las sucursales de los candidatos, se arrastran esperando que sean considerados en la posibilidad que grupo llegue a tener alguna cuota de poder.

La fiebre dura al menos hasta el 10 de abril este año. De ahí muchos empiezan a tejer sus propios intereses y siguen ejercitando sus competencias de presión y chantaje con los reyezuelos de cada una de las regiones. Se cambian de camiseta cual mejor postor y la percepción esa, que dicen desechar, que empobrece la política de bases y partidaria, sigue muriendo.

Así que no se quejen. Todo este proceso en realidad es para el pobre dirigente o el romántico caudillo o líder misio. Un atajo casi infalible es comprar la curul. Antes eran 30 mil dólares promedio más una serie de propaganda en cada región que beneficie la candidatura presidencial. Eso sí, depende del número y de la posibilidad de cada partido. Esos dólares son música para los oídos de los patrones del partido. Sino, como creen que el nacionalismo se ha visto reflejado en las primeras cuatro agendas encontradas.

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