Uno de los ejercicios más interesantes es observar a personas muy diferentes a nosotros. Me parece que así nos conocemos mejor. Podemos hurgar con mayor libertad sobre las luces y sombras que nos rodean. Bajo estas premisas de nuestro “frikismo” nos enfrascamos en ver las dos temporadas de Shtisel, una serie israelita que narra la vida de una familia Haredi judía ortodoxa en el barrio de Geula en Jerusalén. En cada una de los capítulos íbamos sabiendo más sobre la familia y la relación de la religión en sus vidas. Tiene diferentes protagonistas. Uno de ellos es Akiva que tiene talento para la pintura y lidia con la idea tradicional de la vida bohemia que viven los artistas. Él es profesor en una escuela y en sus ratos de libre y de ocio pinta. Su padre a través de un casamentero arregla una cita con una chica pero en realidad estaba encamotado de otra que era una viuda de dos matrimonios y un hijo. Esa relación no es bien encajada por su padre viudo. Se puede ver que las relaciones familiares son profundamente patriarcales pero que como Akiva y sus relaciones imposibles esta se resquebraja. El mismo padre que luego de quedarse viudo intenta, muy a su manera, de recomponerse con una pareja y fracasa en el intento – o todavía sigue amando a la esposa fallecida. La hija de Shulem Shtisel, Gita, con cuatro hijos es abandonada temporalmente por el marido que viaja a Argentina, se entera que está con otra mujer. Luego él vuelve a la casa. Y ella, de ideas muy conservadoras, hace lo indecible para mostrar que no pasa nada. Esa actitud tiene impacto en la única hija que tiene una relación de odio- amor cuando el padre vuelve a la casa. Mientras Akiva va madurando en sus emociones y en su relación con la pintura. El padre le llega a amenazar que deje la pintura. Él va pintando el mundo que lo rodea y gracias a pintar su mundo gana un premio tura que consiste en una beca y una exposición de sus cuadros. Lo que se puede ver es que en ese mundo ortodoxo no es tan monolítico como pensamos, hay fisuras. De esas grietas se vale Akiva para su amor por la pintura y a la mujer que ama. Lo interesante en esta historia de amor los besos no se ven pero el amor se palpa.

https://notasdenavegacion.wordpress.com/