El periodismo en la península bordea la esquizofrenia. Es de locos. No es fortuito que haya habido personas como los surrealistas que necesitaban distorsionar la realidad para entenderla. Entender como ellos la comprendían con actitudes límites con la razón que es la que menos gobierna, al menos aquí en estas tierras. La película “El perro andaluz” es una buena muestra de ella, Luis Buñuel que fue director de este filme donde trabajó una amazónica como Ofelia Montesco (Ofelia Irene Grabowski Edery), pero eso es harina de otro costal. Decía que el periodismo aquí anda dando bandazos. Se publicó la denuncia que el jugador del Barcelona Leonel Messi elaboró un andamiaje criminal para no pagar impuestos, pura ingeniera financiera pero del mal. Pasan unos meses y este mismo jugador hace un regate y le ponen por los cielos ¿eso es de cuerdos? Por favor, seamos más decentes. La misma situación de ese jugador ocurre con los políticos de esta tribu y sus integrantes, tienen la memoria muy corta. Aquí no hay un día que la cloaca pestilente no esté abierta. Todos los días se publican casos de corrupción, claro, con dinero público. El partido conservador cobraba “su alita” como se diría en Perú para asignar obras públicas a constructores (me comentan que eso es pan del día en Perú). Casi todos iban a depositar sus “utilidades” en cuentas bancarias en Ginebra. Y luego salían dando lecciones de patriotismo y lealtad a los demás. En el ámbito autonómico tenemos así a los políticos catalanes (lo mismo en la Comunidad de Valencia, hiede) que llenaron sus cuentas corrientes en Andorra, claro con dinero no lícito. Y a pesar de toda la gente sigue pensando en ellos como opción de gobierno. En la época de Fujimori había una frase que decía, “que robe pero que haga algo”, era el fin de la política como servicio público y se imponía la idea que era y es para el lucro personal a costa de todo. Era y es el suicidio social.

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