Ciertos medios de comunicación en España se empeñan en mostrar la corrupción del partido de gobierno que ha ganado las últimas dos elecciones pero sin tener mayoría pero el espoleo no surte efecto en la gente. Esta es inmune al tema de la descomposición de la vida pública, es más, aplaude – alguien ha llamado, y con razón, a este comportamiento una anomalía democrática. No sé porqué se empeñan en esa tarea inútil de mostrar la hez porque no cambia nada, igual ganaba Berlusconi en las elecciones en Italia, y ya sabemos lo que encarnaba este líder político. El relato hegemónico de los medios de comunicación de mayor influencia en los lectores/as, y que mucha gente le cree, es que no hay otra alternativa que los partidos escorados a la derecha es decir el partido conservador y el partido socialista que ha perdido su esencia en el camino ¿pero es cierto esto?, ¿estamos en las orillas del pensamiento único?, ¿quién cocina ese pensamiento tan segregacionista?, ¿seguro que no habrá otras formas de enfocar la aplicación de políticas públicas? Como cualquier persona con preocupaciones y apremios cuando me levanto tengo muy pocas ganas de leer las noticias de los diarios online, y menos de ver la tele. Se ha llegado a un punto de hartazgo por el desempeño de los actores (en este caso los políticos/as) y de los que dirigen la escena (los medios de comunicación). Es una película que ya sabes su final y que la interpretación de los comediantes es de mediocre a mala. Que aquí no pasa nada. Que la corrupción como valor es un referente de un sector de la ciudadanía. Que se viene un plan de ajuste descomunal y el presidente sigue leyendo su diario deportivo favorito. Aquí no pasa nada, navegamos en el mar de la tranquilidad.