Lo leo y no lo creo. Lo veo y tampoco lo creo. Pobre, Fernando. Es tan poderoso, pero tan poderoso que solo poder tiene. Que es igual a decir a algunos ricos de billetes. “Es tan rico pero tan rico que solo plata tiene. Quiso ser gobernador para dirigir la gestión pública regional y no dirige nada. Llegó al poder con la promesa de una política del corazón y de sus entrañas solo sale odio y rencor a todos y a nadie. Pues hay que estar muy mal desde las entrañas para desear la cárcel a quienes considera sus enemigos políticos y tener a su suegro como prófugo de la justicia en un record que ya Guiness desearía. Hay que estar bien maluco desde las entrañas para empeñarse en meter a la cárcel a quienes considera como sus opositores políticos y poseer una suegra que ha estado entre rejas por varios días y ha salido de la prisión con el grito de libertad y justicia más ensordecedor que se pueda.

Pero ése es el gobernador que tenemos. Que elegimos. Que padecemos. Y hay que aguantarlo porque así manda la democracia en la que él no cree. Porque la democracia es respeto a la libertad de prensa. Pero es, sobretodo, respeto a las minorías. Respeto a los que piensan diferente. El señor gobernador cree que contratando a los perros que ladran y que vociferan las teorías más descabelladas sus falsedades se transformarán en verdad. Cree que al contratar pichiruchis en la radio, televisión y prensa escrita los convierte en periodistas. Y, aún peor, cree que contratando a periodistas ya tiene ganada su jauría de pichiruchis a su causa. No se da cuenta que esos perritos que contrata que ayer se alimentaban con la gualdraba y hoy lo hacen con ricocan le ladrarán a el mismo cuando deje de darle los mendrugos que el poder le facilita. Si ayer compraba gualdrapa con la platita que le daba los múltiples negociantes ilícitos que solventan una campaña electoral hoy compra ricocan con el canon petrolero que nuestro magro petróleo le brinda. Si ayer aceptaba dinero a algunos empresarios para alimentar la jauría que ladra a quienes considera sus opositores, hoy destina buena parte del magro canon petrolero para comprar el ricocan que necesitan los perritos que deambulan en los medios de comunicación.

Pobre, don Fernando. Más pobre el pueblo de Loreto. Pobre, entre otras cosas, porque cree que los periodistas somos como su tocayo consejero. O cree que los consejeros son como su tocayo periodista. Pobre, don Fernando. Porque cree que sus enemigos están fuera del Gorelor cuando están más cerca de él. Porque cree que sus enemigos están entre los periodistas que le hacen preguntas periodísticas cuando los tiene en su relación que firma Rosita y prepara don nadie. Qué él siga viendo demonios donde solo hay trabajo, que siga en sus elucubraciones que aquí seguiremos siendo periodistas, sobretodo. Qué le vamos a hacer, que tampoco se crea el único porque en estas tierras hemos tenido peores, en la política y el periodismo, me refiero.