ESCRIBE: Tato Barcia

Ayer domingo 26 de enero se llevaron a cabo las Elecciones Congresales Extraordinarias para elegir a los 130 compatriotas que nos representarán en el Parlamento, el mismo que quedó interrumpido tras la disolución del Congreso dispuesta por el presidente Martín Vizcarra. Según los resultados a boca de urna a nivel nacional conocidos al cierre de esta edición, ninguna fuerza política superó el 12% de los votos válidos, lo que generaría un fraccionamiento notorio al interior de dicho poder del Estado. Acción Popular (AP) lidera la votación con un 11.8%, del escrutinio hacia sus candidatos al Congreso. Le sigue Alianza Para el Progreso (APP) en el segundo lugar con 8.8%, mientras que la tercera ubicación la ostenta el Partido Morado con un 8.1%, En cuarto lugar se ubica Podemos Perú (PP), 7.4%, en quinto lugar Fuerza Popular 7.1%, en sexto lugar se encuentran Somos Perú 7%, séptimo lugar FREPAP con un 7%, octavo lugar esta Frente Amplio con un 6.2%, mismo porcentaje que el noveno lugar que le corresponde a Unión por el Perú 6.2%. En décimo lugar raspando la valla electoral se encuentra Juntos Por el Perú con 5%.

Se quedarían fuera Democracia Directa que sumó el 4.0% de apoyo, seguido del PPC (3.4 %), Perú Libre (3.3 %), APRA (2.8%), Avanza País (2.4 %), Vamos Perú (2.3 %), Perú Patria Segura (2.2 %), Perú Nación (1.4 %), Solidaridad Nacional (1.4 %), Renacimiento Unido Nacional (1.3 %) y Contigo (0.9 %). Estos partidos no alcanzaron a superar la valla electoral, por lo que no colocaron candidatos en el nuevo Congreso, según la encuesta a boca de urna realizada por Ipsos Perú. Todos estos partidos políticos con representación nacional que aspiraban a llegar al Congreso, se quedaron en el camino. No lograron superar la valla electoral. Pero por esta oportunidad no perderán su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), lo que implicaba su probable “muerte política”. Porque el JEE determinó una excepción especial para los partidos que participen en estos comicios de enero: que pese a no pasar la valla señalada en la Ley, no perderán su inscripción electoral.

En cuanto a Loreto, según la boca de urna, el primer lugar lo ocupó Alianza para El Progreso (APP) con un 13%, siendo el ex gobernador Fernando Meléndez Celis virtual congresista. En segundo lugar Fuerza Popular con 11% y una posible curul para Jorge Morante. En tercer lugar se ubicó el FREPAP con 10% de la votación, contando como virtual congresista a Arturo Pereira. El cuarto lugar lo ocupó Acción popular (AP) con 9% teniendo como posibles congresistas dos candidatos: Frederick Ugarte y/o Chachin Inga. Todos los loretanos esperamos que estos cuatro flamantes congresistas trabajen de manera coordinada con la autoridad regional y ediles, y sobre todo creen proyectos de ley que generen recursos económicos para la región; que hoy más que nunca la necesitamos. Debido a la grave recesión económica que viene atravesando Loreto. Vivimos con un serio atraso con respecto a nuestras regiones vecinas, y debemos hacer atractiva a nuestra Amazonia para atraer a grandes empresas y mejorar las condiciones en las que vivimos, ojalá que los nuevos congresistas trabajen para ello.

Como vemos tenemos un Congreso fraccionado, compuesto por varios grupos minoritarios. Esto debido a que el proceso electoral ha sido apresurado y la campaña electoral careció de recursos; como consecuencia los candidatos no pudieron dar a conocer sus propuestas adecuadamente; al margen que existió menos tiempo de exposición, casi no hubo debates ni contraste de proyectos o programas de acción. No creo que el común de los peruanos nos sintamos bien representados, porque para serles sincero no conocía ni al 5% de los candidatos del distrito electoral de Loreto. Traté en vano de pensar en un partido que comulgue con mis ideas, traté de analizar las propuestas, traté de revisar sus trayectorias. PERO TODO FUE EN VANO. Al final no tuve más remedio que dejarme llevar por lo emocional, realicé un esfuerzo muy grande para encontrar por quién votar. Porque soy un convencido que si quiero realmente que este Congreso haga la diferencia, tengo que empezar haciendo yo la diferencia. Visto esto así, la decisión de no sufragar, votar en blanco o viciado, o por determinada agrupación nos hace, sin atenuantes, los responsables directos de lo que ocurra. Para bien o para mal.

Como vemos, este nuevo congreso estará conformado por varias bancadas pequeñas (10), de diferentes partidos políticos que se encuentran en carrera; en lugar de contar con una sola fuerza mayoritaria, como el anterior. Este fraccionamiento de fuerzas, complicaría que se saquen adelante temas pendientes como la elección de los nuevos magistrados para el Tribunal Constitucional, así como aplicar reformas de carácter constitucional, ya que se dificultará consensuar para alcanzar los 87 votos necesarios. Ahora los 10 partidos presentes en el parlamento deberán hacer horas extras para negociar desde la presidencia y la configuración de una Mesa Directiva. Así como los posibles miembros de las futuras comisiones de trabajo como: Agraria, Construcción, Defensa del Consumidor, Descentralización, Educación, Fiscalización, Inteligencia, Presupuesto, Relaciones Exteriores, Transportes, Salud e Inclusión Social, de la Mujer, Vivienda, Pueblos Andinos, Trabajo, Economía, Defensa Nacional y Energía y minas.

Eso sí, hubieron candidatos para todos los gustos, sin embargo, el elector tuvo que escoger entre partidos que fiscalicen al gobierno y partidos que son considerados aliados del gobierno, y siendo así ahora tendremos dos bloques que difícilmente podrán realizar algún cambio constitucional. Dicho esto, ¿qué debemos esperar de este Congreso? En principio, funcionará al menos durante tres legislaturas, tiempo suficiente para trabajar ya sea reformas o medidas de protección para ciertos fundamentos de nuestro modelo de desarrollo. Tan positivo para el país puede ser promover cambios como defender estructuras que han sido beneficiosas para este. El Parlamento complementario no será un accidente en el historial político, ni un colegiado indiferente. De hecho, será el que nos llevará (nada menos que) al bicentenario. Siempre existe, por supuesto, el riesgo de que el nuevo Congreso decida usar sus músculos con fines políticos, pensando más en las agendas partidarias que en el bien del país. Es decir, que retome el estilo de su predecesor, aun cuando su conformación no cuente con una mayoría aplastante. Luego la necesidad de explicar los problemas que ello conllevaría. Una cosa es ejercer con responsabilidad el rol fiscalizador y otra usar el poder político para servir de piquete contra el Ejecutivo.

Espero que esto sane de una buena vez la grave crisis institucional que vive Perú. La cual se resolvió siguiendo las normas constitucionales propuestas por el presidente, Martín Vizcarra, en su decisión de disolver el Congreso y convocar elecciones legislativas para que seamos los votantes quienes tengamos la última palabra en el rumbo político que debe adoptar nuestro país. Es innegable que las condiciones en las que acudimos los peruanos a las urnas no fueron las mejores en cuanto a estabilidad política, una elección congresal sui géneris que no tuvo eco en el soberano, que no calo en la gente. Pero felizmente la democracia peruana dispone de mecanismos que garantizan la continuidad del sistema de representatividad popular. Y el pueblo, el soberano; hablo. Al respecto quisiera hacer la reflexión de que el pueblo, no solo es soberano el día de las elecciones”. Espero que esta vez, nuestros congresistas sean buenos y eficientes; y antes de pensar en intereses personales o partidarios. PIENSEN EN EL BIEN DEL PERU, y terminen representando muy bien a sus votantes. Los anteriores no hicieron ni lo uno, ni lo otro.

Cabe precisar que desde el cierre del Congreso, el Ejecutivo emitió 34 Decretos de Urgencia (DU) una norma por cada tres días, un uso excesivo de esta facultad, que podría incluso tener consecuencias legales ante el nuevo Parlamento, siempre y cuando nuestros nuevos congresistas tengan la decencia y el coraje de actuar dentro de los cauces constitucionales y parlamentarios que les asiste. El presidente Vizcarra asumió legislar cuando NO tiene esa facultad porque así lo establece la Ley de leyes, hizo lo que quiso y le vino en gana; ya que estos DU no tuvieron ningún tipo de filtro y mucho menos un debate. Tampoco estuvo sujeto a algún tipo de fiscalización y control político; y fue ajeno a todo aquello que estuvo de acuerdo con los procedimientos establecidos por nuestra Constitución Política. Lo único que le escuché decir hasta el hartazgo, es la necesidad de luchar contra la corrupción en todo el país. Dime de que presumes y te diré de que careces. Así las cosas, este nuevo congreso deberá evaluar primero los decretos de urgencia emitidos por el Gobierno. Entre estos existen algunos que ameritaban ponerse en marcha, pero también otros que, sea por la importancia o por el efecto, parecieran tener una motivación más política que técnica. Aunque no hemos visto a ninguno que haya ofrecido revisar los decretos de urgencia emitidos durante el “interregno parlamentario”. No debemos olvidar que esta, es una tarea específica ordenada por la Constitución en estos casos.

Estoy seguro que muchos de mis lectores que fueron a sufragar, sienten que como electores gozaron del sagrado privilegio de votar por un candidato que terminaron eligiendo otros; inclusive que su voz no ha sido escuchada; ya que marcaron por el postulante de su preferencia y este ni siquiera figura con posibilidades de ser electo, en los resultados difundidos a boca de urna y/o conteo rápido. Para ello, hoy comentaré todo lo que es referente al “voto preferencial”. Sí, a ese voto que puede colocar a un candidato específico en una curul en el Parlamento, sin ser necesariamente uno que tenga los primeros números de su lista en su agrupación política. De acuerdo con su uso en nuestro país, este ha sido un factor decisivo en la democratización de las agrupaciones políticas en general, pues los ciudadanos tenemos la potestad de colocar en los recuadros, el número del postulante, de nuestra preferencia…¿Quiero creer que tenemos los congresistas que nos merecemos?…Y sería bueno, que el pueblo llegue a saber la respuesta a esta sencilla pregunta: ¿para qué sirve un congresista?

En el Perú, como en otros países de América Latina, se aplica el método de la cifra repartidora – basada en la formula del método D’Hondt – para la repartición proporcional de escaños en los procesos electorales. Este método es utilizado en Argentina, Chile, Colombia, Uruguay, Costa Rica, España, Finlandia, Israel, Polonia, Portugal, etc. El cual es un método matemático creado en 1878 por el abogado y matemático belga “Víctor D´Hondt” y se emplea para determinar el número de congresistas que debe obtener cada lista de candidatos al Parlamento. El sistema parece complejo pero en realidad es más sencillo de lo que parece. Este método de cálculo busca que el porcentaje de votos obtenido por cada partido coincida con el porcentaje de escaños a recibir. Este es el principio que se utiliza en el Perú desde la década de los ‘60. En la legislación actual, el sistema de la cifra repartidora lo tenemos en los artículos 29 al 32 de la Ley 26859, Ley Orgánica de Elecciones.

Los pasos para aplicar el método D´Hondt son: 1) Obtenido los resultados de la elección, se suman los votos obtenidos por cada candidato dentro de cada lista; 2) Luego se divide la cantidad de votos obtenidos por cada lista, por uno y hasta el número de escaños en competencia; 3) Las divisiones anteriores se ordenan de  mayor a menor hasta el número de cargos a completar. La cifra repartidora es aquella correspondiente al número de escaños en competencia; 4) Por último, se dividen los votos obtenidos por cada lista o partido por la cifra repartidora. El resultado es la cantidad de escaños que le corresponden a cada lista. Como vemos la aplicación de la cifra repartidora, tal como la conocemos en nuestra legislación electoral, el cálculo inicial se hace con el método D’Hondt, aplicando la serie de divisores y sólo dando un paso adicional, que es tomar la última cifra o cociente a la que le corresponde recibir un escaño en el respectivo proceso de adjudicación de los escaños. Este cociente se convierte en la famosa “cifra repartidora”; y pasa a ser un divisor, entre el cual se divide la votación alcanzada por cada organización política, para establecer el número de curules que le corresponde. El número de curules de cada partido político está definido por la parte entera del cociente que resulte.

En el Perú, las organizaciones políticas presentan listas cerradas y no bloqueadas, lo que quiere decir que presentan una lista a la que no se puede añadir otros candidatos, pero que los candidatos propuestos pueden cambiar de orden, en virtud del voto preferencial. Este modifica el orden establecido de la lista de candidatos presentada por cada organización política, ya que los candidatos que hayan obtenido votos preferenciales, ocuparán los primeros lugares de su lista en orden decreciente según la cantidad de votos que han obtenido. Para la asignación de escaños se aplica el método de la CIFRA REPARTIDORA a todas las listas. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 21° de la Ley Orgánica de Elecciones N° 26859, la elección de congresistas se realiza mediante el sistema del Distrito Electoral Múltiple, aplicando el método de la cifra repartidora, con un voto preferencial opcional. La Resolución N° 303-2005-JNE de fecha 10 de octubre de 2005, ha establecido el número de escaños que corresponde a cada uno de los Distritos Electorales para las Elecciones Generales y/o extraordinarias como el de esta oportunidad. Asignándole a nuestra región Loreto 4 escaños.

La valla electoral es conocida también como “umbral”, “barrera electoral” o “barrera legal”, como se le dice más en América Latina. Esta es una disposición legal que limita el acceso al procedimiento de asignación de escaños a aquellos partidos políticos que no superen un porcentaje determinado de votos. Esta puede calcularse respecto a la votación de todo el país (barrera nacional). En el Perú esta regla fue instaurada en el año 2005. En las elecciones de 2006 se aplicó por primera vez, y es equivalente al 5% de los votos válidos a escala nacional o a la obtención de siete representantes en cuando menos dos circunscripciones electorales. Es decir, existen dos maneras de superar la valla, una por el porcentaje logrado en todo el territorio nacional y la otra si es que se obtiene un grupo de representantes determinado. Así uno puede sacar siete representantes sin haber obtenido por lo menos el 7% nacional. Porque tenemos veintiséis circunscripciones y cada una tiene un conteo aparte de manera que cierta circunscripción puede obtener una votación muy alta, mientras que otras les va muy mal y así podría ocurrir que alguien con menos del cinco por ciento saque siete representantes. Por eso las dos opciones son válidas.

Por otro lado en estas elecciones las personas pudieron postular a un cargo en la medida que no tuvieran una sentencia vigente por delito doloso en el cual se suspende la ciudadanía. Tiene que ser una sentencia firme, en segunda instancia. En el caso de aquellas personas que ya cumplieron sus sentencias hay una modificatoria en la normativa electoral que prescribe que ya no podrían postular de por vida aquellas personas que alguna vez hayan sido sentenciadas por delitos como terrorismo, violación sexual, colusión, peculado y que taxativamente prohíbe el artículo artículo 90 señala en forma muy precisa que el periodo es de cinco años. Lo que prohíbe el artículo 90; que es el de volver a postular a un nuevo periodo. Si el periodo es de cinco años, iniciado en el 2016 y culminando en el 2021, el mecanismo de disolución no enerva el periodo de mandato porque como son elecciones simultaneas el periodo de cinco años del presidente continúa porque son cinco años de mandato. Los congresistas que fueron electos ayer, solo van a completar ese periodo de mandato (2016-2021), consecuentemente la elección del 2021 para el periodo 2021-2026 es el periodo consecutivo; por eso es que ahí sí se aplicara el impedimento de la reelección inmediata; y en esta no.

Lo que nos deja estos Comicios donde nuestro país viene reflejando (en todo su esplendor), la miseria de personajes ávidos de poder que aspiran a legislar sin tener el más ínfimo nivel moral, educacional ni emocional. Salvo muy honrosas y escasísimas excepciones, el 95% de quienes postularon a ocupar una curul en el poder Legislativo no podrían pasan la valla mínima en cualquier nación medianamente decente; para quienes intentan ejercer una función de inmensa importancia, como es la de congresista, lo cual significa entre otras responsabilidades formular las leyes de la República que forzosamente acataremos los 31 millones de peruanos. Finalmente, ya sabemos que tendremos un Congreso con menor fuerza de representación, atomizado y con muchos congresistas novatos, será un Congreso con menor capacidad para reclamar sus fueros. Esta elección resulto en una mayor debilidad de la independencia de poderes. Quizá mucha gente quede contenta con ese resultado. A muchos les molesta tener un Congreso que frene los poderes del Ejecutivo. Paradójicamente gustan más de las mayorías que de la democracia.