En mi corta experiencia periodística he tenido la suerte de ver cómo los llamados “políticos” se van de la derecha a la izquierda y viceversa, del centro al medio, de un lado a otro.
He visto cómo se ponen el polo de color rojo y luego el azul y hasta de verde. Se van del amarillo al naranja y viceversa. Sin duda no le llegan ni a la cola al bello camaleón.
Aquel reptil que uno sabe que va a cambiar de color cuando se encuentra en peligro no solo de los propios animales del bosque, sino de los animales que fingimos de humanos, al buscarlo matar para luego venderlo como souvenier.
Y molesto al bello camaleón para mal compararlo con los “políticos”. Esa raza de personajes que no saben qué es lo que realmente quieren. Y el escenario nos ofrece una gran variedad de sujetos que creen que la gente es escasa de memoria o que quienes aún podemos escribir sin mandato de nadie, no les vamos a recordar dónde estuvieron hace un tiempo y dónde están o quieren estar ahora.
Y en tiempos de elecciones en los que aparecen los fujimoristas, los apristas, los peruposibilistas y demás partidos, aparecen también aquellos que sin descaro alguno cambian de camiseta pues es casi seguro que no tienen formación política alguna y quieren llegar a algún cargo político a como dé lugar.
Y converso con José Ángel Verea Chávez, mientras redacto esta columna al filo del cierre de edición para entregarlo, y no me quiero hacer más hígado y no tengo cabeza para entender pero sí para preguntarme ¿Cuándo se jodieron los partidos políticos y los propios movimientos regionales? No existe uno solo, carajo, que no puede vivir sin ayuda, sin alianza, sin cobijo.
Y no existe, y si lo hay que me escriba o me dé cuenta algún lector mediante un comentario y me aclare qué “político” postuló a algún cargo sin ayuda de un movimiento o partido político alguno, creo que son pocos por no decir ninguno.
Discúlpenme amigos lectores pero ver este nuevo proceso electoral para elegir a nuestros nuevos congresistas me da asco.
Señor director discúlpeme por no cumplir con el espacio establecido. Hasta el próximo jueves si es que mi hígado mejora y me permite escribir de algo más interesante.