[Mi opinión].

Por: Rubén Meza Santillán

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Son estas cosas las que me avergüenzan, como ser humano, de mi propia especie. De aquellos elementos que saltan indignantemente a la luz pública por sus acciones de cavernícolas.

Un padrastro, al que tampoco reconoceré como tal, porque yo lo soy y con autoridad moral digo que la relación con mis hijos es de amor pleno. Porque no creo en diferencias en ese sentido. Uno es padre totalmente, y eso va más allá del vínculo sanguíneo. Eso tiene que ver con el corazón. Por eso deploro el accionar de este poco hombre. De este remedo de padre. De este engendro del mal disfrazado de tutor sentimental.

Y a ti, inocente víctima de la sociedad hipócrita y machista en la que lamentablemente vivimos. Solo te llamare Ángel, porque en eso te convertiste. Porque este podrido mundo te quedó chico y decidiste desplegar tus alas en busca de la comprensión y el perdón del que todo lo puede. Y doble contra sencillo que ni bien te vio llegar al cielo, te abrazó. Y es que Dios no alberga odio en él. No hay espacio ni tiempo en su paraíso para sentir lo que los mezquinos mortales de la tierra sentimos.

Que terrible pecado, falta o delito has cometido Angelito. Que cosa abominable y asquerosa te encontraron haciendo. Solo los ojos intolerantes de la ignorancia, la mirada lapidaria de esta sociedad de farsas y posturas convenidas, representadas en la actitud de este salvaje que tuvo la obligación de protegerte y te abandonó, te agredió y te empujó a saltar al vacío del silencio y colgaste tus ganas de vivir de una soga.

Tú un niño de 12 años que tenía que cargar la pesada cruz de su homosexualidad. Por eso te palearon, te insultaron y te cortaron el pelo como se le corta a un perro sarnoso. Eso te hizo el que debió ser tu padre, porque el biológico dónde estará. Eso te hizo el que debió ser tu mejor amigo. El que debió sacar cara por ti. Pero no, la pobreza de su alma no le dejo ver lo buen hijo que seguramente eras.

Ángel, ese es tu nombre merecido, no hay otro mejor. Mi alma te llora. Y te pide perdón por ser parte de esta sociedad infectada por la homofobia. No logro entender tanto odio y me resisto a aceptarme ciudadano de esta sociedad que le rinde culto a la intolerancia e hipocresía.

Solo te pido que desde allí, juntito a Dios, intercedas y le pidas vele por los de tu comunidad. Que ilumine y ablande los corazones de todos en torno a esta realidad. Por los que luchan día a día por hacer de este un mundo donde se respeten las diferencias. Un mundo de oportunidades. Un mundo mejor. Descansa en paz pequeño Ángel.