La muerte de un menor en el colegio de la corporación educativa Trilce del distrito de Villa El Salvador de Lima el último martes pone en discusión la pertinencia de las actividades, contenidos y acciones que desarrollan en general las instituciones educativas a nivel nacional en aras de la prevención y en particular a los colegios privados por su forma muy individual y hasta anárquica de desarrollar pedagógicamente sus acciones.

Desde casi 25 años la libertad que ampara el desarrollo de sus actividades pedagógicas y de contenidos de los colegios privados ha sido muy cuestionable. Es que la ley los ampara demasiado y a la luz de los hechos y el nacimiento de los nuevos “barones” de la educación es obvio que se han privilegiado el comercio y mercantilismo en el sector a una formación integral.

El Ministerio de Educación no los puede intervenir, menos supervisar, sino es por cuestiones inmobiliarias y cierta documentación de trámite que no evidencia que están mejorando sus niveles educativos, ojo, integrales y no meramente cognitivos, una lamentable demanda que la sociedad ha reclamado y que las universidades y también los colegios privados han intentado saciar desvirtuándola de muchas maneras.

Para muestra lean el art. 3 de la ley 26549 que ampara la creación y existencia de estos colegios “…- Corresponde a la persona natural o jurídica, propietaria de un centro educativo, establecer la línea axiológica que regirá su centro, dentro del respeto a los principios y valores establecidos en la Constitución; la duración, contenido, metodología y sistema pedagógico del plan curricular de cada año o período de estudios; los sistemas de evaluación y control de los estudiantes; la dirección, organización, administración y funciones del centro; los regímenes económico, disciplinario, de pensiones y de becas; las relaciones con los padres de familia; sin más limitaciones que las que pudieran establecer las leyes, todo lo cual constará en el Reglamento Interno del centro educativo”, para qué existe Estado entonces.

El accidente registrado en este colegio, puede ser un hecho aislado o singular en relación a los hechos ocurridos en otros países. Hacerlo ver como un problema familiar y descuido de un padre despistado es en realidad banalizar la situación de fondo que es nadie controla el negocio de los colegios privados. Ahora que el Ministerio de Educación ha iniciado la implementación de Las Competencias y la evaluación formativa en el nivel secundario buscando otras características y perfiles de los alumnos me pregunto: ¿los colegios privados se allanarán a esta demanda, no nacional, sino mundial de volver integrales los aprendizajes?

Tal vez sólo busquen seguir sacando algunos ingresos a universidades y puntajes cuantitativos como mejor credencial ante una sociedad que creció con estos modelos de éxito que suelen estar anexa al estudio universitario. Es cierto que este sector, que ha crecido exponencialmente en los últimos años, hace lobby en el campo político también para que nada cambie y propagandice que la libertad y comercio en la educación es el mejor camino para una transformación de la sociedad, peor aún si el Estado no se involucre realmente con la solución del problema educativo en el país.

Si en el gobierno hay valentía para intervenir a grandes grupos económico ¿porque no intervenimos en la educación privada? De manera efectiva, no sólo para ver que sus columnas de concreto son firmes, que tienen buena ventilación o sus áreas deportivas son apropiadas, sino los enfoques que imparten tienen sustento en el perfil del egresado que requiere nuestra sociedad. Que hacen un trabajo efectivo en convivencia y tutoría con padres y docentes donde se priorice las acciones formadoras y preventivas y no volvamos a informar de muertos en colegios del país.

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