La visita del presidente José Jerí al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) generó malestar entre autoridades locales y pobladores, luego de que su agenda se centrara exclusivamente en actividades castrenses, sin espacios efectivos para abordar las urgentes demandas sociales de la zona. El mandatario llegó a la sede del Comando Especial (CE-Vraem) y se desplazó a otras instalaciones militares bajo un fuerte resguardo de seguridad y portando chaleco antibalas, una imagen que, según asistentes, transmitía la sensación de encontrarse “en un territorio en guerra”. 

Aunque Jerí sostuvo una breve reunión con algunos alcaldes del Vraem y autoridades locales afirmaron que el encuentro fue apresurado y sin oportunidad de discutir temas como obras paralizadas, déficit de infraestructura, educación, salud y necesidades ciudadanas. La agenda oficial no incluía puntos sociales, confirmando que el enfoque de la visita fue estrictamente militar. Durante su recorrido, el presidente inspeccionó capacidades operativas del CE-Vraem, tanto fluviales como terrestres, y participó en ceremonias de reconocimiento al personal de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional por su labor en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. 

Mientras tanto, a las afueras del comando, un grupo de pobladores esperó por horas con la intención de plantear sus inquietudes. Sin embargo, Jerí solo les dirigió un saludo rápido al retirarse, sin sostener diálogo directo. La visita, que se desarrolló y concluyó en el mismo día, reavivó críticas sobre la distancia del Ejecutivo respecto a la agenda social del Vraem una de las zonas con mayores brechas del país. Para autoridades y ciudadanos, la presencia del presidente fue más simbólica que efectiva, y representó una oportunidad perdida para atender problemáticas históricas de la región.

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