La sierra de Segovia el frío nos invita a desconectar de la maraña del día a día. Desde al autobús se divisa el paisaje de esa parte de la meseta, sobresalen los altos árboles de pino que cada uno tiene un matiz de verde. Atravesar el túnel que separa Madrid de Segovia es todo un mundo o muchos mundos en la autopista. Cruzar el corredor que penetra en la montaña es como si se cortara de repente un sueño, la climatología cambia en cuestión de minutos. En Madrid puede que esté con sol y en Segovia la niebla es muy intensa. Es un frío inclemente, hay que cuidar cualquier resquicio para que no entre ese viento helado que te paraliza. Apenas ingresamos por la puerta de la casa corremos a poner los calentadores y buscamos como locos las mantas, el calor ingresa de a pocos. S florece bajo el frío, su rostro cambia (se pone, en superlativo, muy contento), es algo que está impregnado en sus huellas genéticas. En Mansilla del Páramo donde nació Antonio –padre de S, uno de los lugares de sus huellas digitales, con el frío no se juega. Me parece que en ella regocijarse en el frío es una búsqueda inconsciente de establecer un diálogo con su tribu. Así que nos fuimos a la sierra a pesar de los pronósticos, los agoreros del clima farfullaban que habría poco sol, mucha lluvia y posiblemente nevara. Pero salió sol, no cayó la lluvia y sí, mucha niebla. Caminamos un largo rato disfrutando de la niebla y del frío, los lugareños nos dicen que disfrutemos del aire serrano que es sano y poco contaminado que es muy bueno. Con el frío aprovecho para leer, he traído un libro que hace una defensa de los caucheros – muchos de sus argumentos todavía se repiten como mantra hasta ahora, sin ningún análisis, cosas de la floresta. El frío hace que esos instantes tomen otro sentido. El café caliente sabe diferente, caliente que el cuerpo lo agradece. Desde la ventana se divisa la niebla, muy espesa y excita la imaginación, se escucha una voz en off que dice que del bosque salen seres de diferentes rostros, árboles que hablan, hormigas que viajan por los aires. Es un día de otoño.