Chupaca, un pueblo tranquilo en el centro del Perú, aparece ahora en los medios por una razón que nadie quería. Víctor Lázaro Sotacuro, el principal sospechoso del triple femicidio que conmocionó a Argentina, nació aquí. Tiene 41 años, doble nacionalidad y está acusado de secuestrar, torturar y asesinar a tres mujeres en un caso que estremeció al mundo entero.

Su madre, de 77 años, sigue viviendo en la misma casa humilde del pueblo. Hasta ahora no había hablado. Lo hizo cuando supo que su hijo había sido arrestado en Bolivia, a más de mil kilómetros del lugar del crimen.

«¿Qué cosa habrá hecho? Me da cólera. Si lo tuviera cerca, lo acabaría a palos«, dijo. «Es una vergüenza para toda la familia.«

Contó que Víctor se fue de Chupaca a los 15 años y que nunca más volvió.

El 19 de septiembre, Sotacuro manejaba un remis, algo así como un taxi por aplicativo en Perú. En ese viaje fue filmado llevando a las tres víctimas, Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez, de 20, 20 y 15 años. En vez de terminar en un destino normal, el auto llegó a una casa en Florencio Varela. Ahí, según la acusación, las chicas fueron torturadas, asesinadas y enterradas en el fondo.

Una semana días después, la policía lo detuvo en un hostal de Villazón, en Bolivia. Tenía las manos lastimadas. Una de las heridas parecía una mordedura.

En los papeles, Sotacuro figura como vendedor ambulante de frutas y verduras. También como mecánico. Vivía en Bajo Flores, un asentamiento de Buenos Aires donde opera la banda de «Pequeño J», un narcotraficante peruano de 20 años, prófugo con pedido de captura internacional.

El auto que manejaba Lázaro Sotacuro, aparece en cámaras de seguridad, pero todavía no lo encuentran.

En la comisaría de La Quiaca, en Bolivia, antes de ser trasladado a Ezeiza, Sotacuro dio su versión. Dijo que solo estacionó en la puerta de la casa, vio salir a dos hombres con ropa manchada y los llevó hasta una dirección que le indicaron. Aseguró que no sabía qué había pasado con las chicas y que huyó a Bolivia porque lo amenazaron.

Aún se investiga si Sotacuro fue solo el chofer o parte de la cadena de mando. Mientras tanto, «Pequeño J» y su lugarteniente Agustín Osorio tienen alerta roja de Interpol. Los medios argentinos informan que hasta el momento hay siete detenidos, entre ellos la sobrina de Víctor Lázaro.

Las investigaciones apuntan que faltarían capturar a más implicados. Para la humilde madre de Sotacuro, su hijo es una vergüenza.

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