Viaje de las emociones [sentimientos].
Cada viaje de vuelta a la tierra es también transitar sin quererlo por las emociones de los amigos, amigas, conocidos, patas, compañeros, padres y sobrinos. Es el ungüento de cada peregrinaje. Una cartografía amplia de emociones y para desglosar. Se puede advertir a ojo de buen cubero que hay vericuetos, roquedales, mesetas y valles en este mapa. Hay mares y océanos [mis recuerdos me llevan al mar de Marmara y el amor de Pamuk por Estambul]. Te topas con amigos o amigas que andan plenamente en su relación sentimental y se les nota muy gozosos, nos muestran las habitaciones de sus hijos, “han dado un buen estirón” y el padre le recuerda que fuimos los que le compramos un cuento para niños en Madrid y que se había divertido mucho, él nos mira con unos tremendos ojos como diciéndonos que hacen estos intrusos en mi habitación y nos despide con un beso. También otros y otras patas que andan con claroscuros en sus vidas sentimentales, es un nudo que deben desenrollar para no flagelarse más. Son momentos de agonía. Ellos mismos reconocen que andan jodidos, con un mal sabor de boca y que deben tomar decisiones para que no se encarrilen al precipicio, tú como viajero solo pones oídos y aguardar porqué el camino es largo y sinuoso, lleno de meandros y tahuampas. Pido un daiquiri de camu- camu que es una delicia y el olor de este fruto silvestre me traslada a mi infancia con mi abuela Natividad, sentada en su banca y mirando al río [en un sitio que venden jugos leía, frutos exóticos: camu- camu, cocona y sonreí, los exóticos son ellos]. Otros y otras amigas han rehecho su vida con nuevas esposas o esposos y se le observa la mar de contentos, con nuevos bríos y proyectos. La cara les ha cambiado para bien. Nunca llueve igual para todos. A mis sobrinos los encuentros más altos mientras yo me encojo con mi metro ochenta y dos [a mis viejitos también les observo más bajos, claro, depende de quien mire a quien], amén de las canas que me sobrevuelan. Ellos, mis sobrinos, andan a su aire como todos los jóvenes [ja, somos viejunos para ellos]. Mi sobrina dibujando su propio mundo a pinceladas en la floresta. Es un recorrido largo y tortuoso el de las emociones que lo hacemos en cada viaje, son parte del camino.
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