En respuesta al escándalo de abusos clericales en todo el mundo, el Vaticano emitió el jueves un nuevo conjunto de normas para sancionar a los sacerdotes que violen y molesten sexualmente a menores de edad e incapacitados mentales.
Las normas amplían de 10 a 20 años la prescripción por abuso sacerdotal y también codifica por primera vez como delito canónico la posesión o distribución de pornografía infantil.
El documento emitido, sin embargo, no menciona la necesidad de que los obispos denuncien los abusos a la Policía y no incluye una política de cero tolerancia, como han exigido grupos de víctimas en Estados Unidos.