Siempre tengo en la memoria esa pequeña y oscura botella de petróleo que mi padre mostraba, con henchido orgullo, a sus amigos en las reuniones de casa. Desgraciadamente, esa botella se perdió entre viaje y viaje, mi padre dice que no volvió a saber de ella en el viaje de Pisco a Lima. Esa botella tiene mucho significado en la vida social de la floresta. Hoy por hoy, en la Amazonía norte, las consecuencias del estallido y estrago petrolero comenzaron a sentirse. La ciudad tiene más de cien Pueblos Jóvenes que la rodean y donde los servicios públicos básicos son de mínimos o simplemente no existen. Una clara muestra de ello es el agua potable. Como sabemos la calidad del agua deja mucho que desear en las ciudades de la maraña. No en vano, recientemente, un sector de la ciudadanía de Punchana, en Iquitos, planteó una acción de amparo para acceder al agua potable y a un ambiente sano y saludable, lamentablemente, la Corte Superior de Justicia de Loreto les dio la espalda, defraudando una vez más su papel social en los pleitos por una justicia social. Desde hace un tiempo atrás, a principios del 2000, el pueblo indígena Kukama, que mora en las orillas del río Marañón y otros afluentes, ha presentado reclamos y acciones judiciales por derrames de petróleo. Por estos días está en marcha el reconocimiento del Marañón como persona jurídica para su protección legal ante los embates contra este río y ecosistema tan frágil de la floresta. Asimismo, otras poblaciones indígenas en el río Corrientes y otros ríos de la cuenca, reclaman por la contaminación de petróleo en su entorno. Lo que fue un boom en su momento, ahora estamos pagando las consecuencias; poco dura la alegría en la casa del pobre. Los reclamos de las víctimas de explotación petrolera no son en vano ¿Se puede vivir en un lugar contaminado? Hay una razón de peso para esos reclamos. Cuando miramos la situación de estas quejas hay que mirar la película entera. La violencia sobre los recursos naturales es consecuencia de esta perversa y depredadora lógica extractivista, que es pan para hoy y hambre para mañana.
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