Un nubarrón en el horizonte

[Por: Moisés Panduro Coral].

Soy demócrata, respeto todas las opciones electorales, tengo amigos en todos los movimientos políticos, pero voy a insistir con este tema de coyuntura regional. Pienso, lo consigno y lo reafirmo que el escenario electoral tiene en su horizonte un nubarrón que podemos evitar emitiendo un voto pensado y responsable. Deberíamos pensar bien antes de marcar con un aspa un símbolo, de entintar nuestro dedo medio, firmar un padrón y regresar a nuestras casas a esperar el resultado por la televisión.

Es cierto que no hay ni ha habido, ni creo que haya en adelante muchas oportunidades de escuchar los planes y los proyectos de los candidatos a presidentes regionales y alcaldes en estas elecciones del 5 de octubre. Por lo menos en Loreto, no. Esta falta de debate y de espacios que promuevan la contrastación de ideas y propuestas de gobierno ha sido el viento propicio para que dos bandos (o bandas), dueños absolutos del dinero del canon petrolero y de otras fuentes de financiamiento del presupuesto público en el gobierno regional de Loreto y en las municipalidades de Maynas y San Juan Bautista, levanten vuelo desde hace más de tres años con cifras astronómicas de gasto electoral que nadie investiga hasta hoy.

Ambos se enfrentan a muerte. Se han dividido los medios de comunicación a su favor o en su contra, con las salvedades decorosas que todavía quedan; disputan arrogantemente billete a billete, cheque a cheque, el apoyo a fiestas y la entrega de donaciones; intercambian toda clase de epítetos propios de las cárceles y los prostíbulos, sin respetar horarios de protección de menores, ni honras, ni personas; compran lugares privilegiados en las encuestas, las utilizan como armas de propaganda y se remilgan con sus “resultados”; hasta financian reportajes, un domingo, uno, el siguiente domingo, otro.

Periodistas de opinión como Nancy Alarcón, Luis Tafur, Rubén Meza, Walter Riveros, Julio Ríos, Luis Ramos, Pedro Paredes y otros más que se mantienen distantes del lenguaje carcelario, de la adulonería y del revanchismo arcaico, deberían tratar en sus programas de televisión y de radio las formas de enfrentar el trauma colectivo que está germinando en la memoria del pueblo loretano esta manera rufianesca de hacer política y que amenaza con extenderse como un cáncer llegando hasta la familia y la escuela. Estamos alcanzando niveles exasperantes de demagogia, de hostigamiento descarnado, de atosigamiento publicitario, de hipocresía y autobombo jamás vistos que dibujan un nubarrón de impredecibles consecuencias.

A Loreto, por eso, no le conviene que ninguno de los dos bandos millonarios gane esta elección. En la hipótesis de que ganen los del “gas barato” tendrán en su cuello por los próximos cuatro años la soga de los del “tren fantasma”. Si ganan los del “tren fantasma” tendrán en su puerta con palos y piedras sin descanso por 48 meses a los del “gas barato”. Es decir, con cualquiera de estas dos opciones fascistas y poco honestas, la crisis de gobernabilidad en nuestra región se volverá insostenible porque tendremos un largo periodo de diatribas, más reportajes de ataque y defensa, más mala fama, más licuado del canon petrolero, más escándalos por latrocinios y coimas, poca o nula inversión para el desarrollo, continuación del desastre.

Tenemos, pues, un gran nubarrón negro y pestilente que se cierne sobre nosotros. En el pueblo está la manera de acabar con esa amenaza: pensar bien y decidir nuestro voto de manera reflexiva.