No podemos, lamentablemente, decir con orgullo que somos una ciudad limpia. Donde las reglas de urbanidad y las normas elementales del respeto y convivencia están a flor de piel siempre. Pero de que a nuestra gente le sobra talento, eso sí. Tanto, como para a través del arte nos den jaladas de oreja. Hay que cuidar esta casa de todos, que los visitantes se sientan bien tratados y se lleven la mejor impresión por el orden y el aseo de nuestras calles y parques.