UN FRENTE PERDIDO
En medio de ardorosos partidos callejeros de pelota, de disputadas contiendas entre la net, de campeonatos vecinales de timba o bingo o cualquier otro juego de azar, de chupandangas en cualquier parte, hasta en el bar, transcurre el paro de 48 horas convocado por el Frente Patriótico de Loreto. A ello se suman los que no abren sus negocios, que no prenden sus vehículos o no salen a trabajar, debido a las amenazas de los promotores. La cosa no es tan sencilla cuando se trata de lecturas de esa jornada. Pero el paro no es, como dicen a boca llena los de siempre, un éxito.
La protesta es fundamental en una democracia como la peruana que no resuelve, precisamente, los problemas. Pero para que esa protesta sea eficaz, sea exitosa, tiene que levantar una plataforma convincente, vinculante. Y el Frente actual parece una sucursal de los vociferantes opositores que focalizan sus diatribas contra una sola persona, una sola autoridad, el licenciado Iván Vásquez Varela. No existen otras autoridades. Nada de eso. Y esa entidad se ha vuelto furgón de cola de una oposición estrafalaria. El Frente perdió bastante con la salida del ingeniero D`onadio. No ha podido hasta ahora recuperar su liderazgo pese a esfuerzos denodados, a la labor de personas bien intencionadas. Pero eso no basta para cambiar las cosas.
La protesta es fundamental en una región como esta. Las medidas de lucha, también. Pero lamentablemente entre nosotros todo está pervertido por una especie de manía, de patología, de senilidad, que confunde las cosas, desvía las energías hacia un fin que más parece una revancha política. El Frente requiere de otro liderazgo. Requiere de una plataforma de lucha que incorpore las falencias de estos tiempos, tan visibles, tan rotundas, pero que no figuran en el plan de dirigentes obsesionados por acabar con una gestión.