Hay que ver los colores, hay que sentir la música, hay que apreciar el movimiento de sus cuerpos hecho arte. Las danzas y coreografías inspiradas en la Amazonía y su gente, en sus bosques y sus ríos. En esas historias imborrables que viajan de generación en generación como un homenaje a la oralidad de nuestros pueblos.
