Los peruanos y peruanas estamos ya vacunados en política con la irrupción de un outsider, quienes están al margen de los partidos tradicionales y ganan las elecciones con meses previos de preparación. En Perú esa zaga la inició Belmont cuando llegó a la alcaldía de Lima y desde ahí tenemos el actual panorama inestable en política con líderes muy improvisados y de dudoso currículum. Que prometen cambios y se comportan como los otorongos que tanto criticaban. El todo vale es el lema en estos jardines de la política nacional perulera. En las recientes elecciones políticas para el Parlamento europeo en España ha ocurrido una suerte de aviso para navegantes, terremoto, tsunami (sobran epítetos) a los partidos tradicionales – el partido conservador (PP) en una suerte de solipsismo, y el partido de socialista (PSOE), muy desdibujado de sus señas de identidad, Zapatero y su cuadrilla ha vaciado de contenido a ese partido, andan muy desnortados. Los partidos al margen de los dos hegemónicos, del bipartidismo han dado un verdadero mordisco de votos a éstos. Los han herido de muerte con la irrupción en la escena política. Están que trinan y lanzan improperios a los nuevos partidos emergentes en lugar de hacerse una fuerte autocrítica. Me parece que esta desafección de los partidos es normal en el actual contexto español (la crisis económica la ha acentuado). Como es posible perdonar en las urnas a un partido que prometido una cosa y hace otra en el gobierno como lo está haciendo el partido conservador. El electorado los ha castigado y más al PSOE que atraviesa por una serie crisis de identidad y de afectos del electorado. Curiosamente en ambos partidos la corrupción los ha cegado y los ha vuelto cómplices, y poco han hecho para desterrarla. Pero en lugar de cambiar siguen erre con erre con la misma cantaleta y levantando fantasmas donde no los hay. Necesitan una regeneración profunda que dudo la quieran hacer.
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