[Entre indígenas y marinos].
Escribe: Percy Vílchez Vela
La madre del cordero de los litigantes por esas tierras tan cercanas a Iquitos no parece ser tan solo el aspecto agrario de la cuestión: las riquezas de la flora y la fauna, el aire limpio, el canto de los pájaros, las faenas de pesca o de caza, las zonas para el cultivo y la cosecha, sino la tubería enterrada por allí. Es un poliducto que desde hace años transporta petróleo desde Barrio Florido hasta las instalaciones de Petro Perú en la ciudad. Ese poliducto genera una ganancia anual que por ahora cobran los marinos. Los oriundos son convidados de piedra y no reciben ni un céntimo.
El territorio de las 4 comunidades cocama es atravesado por una senda de 25 metros de ancho que luce permanentemente cultivado. En ningún momento muestra estorbos u obstáculos y se limpiado mensualmente por una empresa particular y por los mismos comuneros. Cualquier persona ajena a la realidad de esos predios diría que es un camino ancho que sube y que baja pero que avanza casi en línea recta unos 14 kilómetros. Ese camino oculta al poliducto.
De acuerdo a la versión del actual presidente de los Capicuna, Luis Navarro Acho, ese poliducto es la razón principal para que los navales tengan tanto apego a unas tierras que no utilizan. El pretexto que siempre esgrimen es que se trata de una zona estratégica y que no debe haber civiles por allí. Pero ello parece no ser cierto. Otro sería el cantar si no existiera ese poliducto. O en todo caso ya hubieran construido las instalaciones que dicen que van a construir y que nunca construyen.
En el ámbito de la leyes cuando algo pasa por un territorio genera el llamado derecho de servidumbre, lo cual es como un alquiler e implica una paga. Desde hace años esa paga va a las arcas de las principales autoridades militares y nadie sabe a cuánto asciende el alquiler de ese territorio que está ocupado desde hace décadas, y desde hace siglos, por los oriundos. ¿Cuánto dinero dejan de percibir anualmente los comuneros mientras que los marinos cobran por un alquiler en las tierras ocupadas por otros?
El problema se agrava si consideramos que la entidad petrolera dejó de contratar los servicios de los comuneros para contratar a un particular, Alfredo Trauco, para la limpieza periódica de ese sendero. Como consecuencia de ello los moradores de las 4 comunidades ya no reciben lo que deberían recibir sino una miseria cada 3 meses. Los comuneros consideran que haberles privado de ese ingreso es un abuso, por decir lo menos.
Debido a ello, y a otros factores como el derecho ancestral o el derecho consuetudinario, en la estrategia de las 4 comunidades el juicio que tienen con la marina no termina con la entrega de los títulos de propiedad. ¿Qué va a ser de los ingresos que genera el poliducto, cómo van a acceder a tierras para la siembra y la cosecha que requieren con urgencia para sobrevivir tan cerca de Iquitos?