Muy temprano al leer los diarios me tropecé con una mala noticia. Ha muerto Stefano Rodotà. Un gran jurista italiano. Recuerdo que al redactar mi tesis de bachillerato sobre los bienes culturales y buscando la bibliografía me encontré circunstancialmente con su nombre. Lo seguía desde entonces. Si la memoria no yerra él hablaba sobre la propiedad que está muy vinculada al concepto de patrimonio cultural donde propiedad y patrimonio se encuentran pero son diferentes. Fue un intelectual y también un comprometido con la política, no con los partidos, sino con las cosas que se discutían en la palestra pública y de su empeño laico para muchos temas del derecho. Cuentan que participó activamente en política y se retiró con el mismo ímpetu. Mientras leía la reseña del obituario se citaba una frase de él: «C’è un impoverimento culturale che si fa sentire, la cattiva politica è figlia della cattiva cultura» [Hay un empobrecimiento cultural que se siente, la mala política es la hija de la mala cultura «]. Decía que el empobrecimiento de la cultura está relacionado con la mala política que vivimos. Y razón no le faltaba a Rodotà. Una muestra de ella es lo que ocurre en la Amazonía peruana. Los representantes políticos que tenemos muestran esa degradación o empobrecimiento clamoroso en iniciativas o propuestas políticas, en no tener una idea clara de cómo consensuar políticas en este gran ecosistema que solo pasa, infelizmente, por la construcción de carreteras o centrales hidroeléctricas, que pesa, sobre ellas y ellos, la idea que la Amazonía es un spazio vuoto. Estas desdichadas propuestas son una muestra de la fallida vida cultural de la foresta. Es un espacio geográfico con gran diversidad cultural de la que no hemos sabido sacar provecho, se piensa que esa diversidad es una cortapisa. Ese empobrecimiento cultural se advierte en la política y sus actores. Buen descanso, Rodotà.
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