Tiempo del agua
En un escenario nada imposible, nada ficticio, la humanidad entera puede acabar peleando a muerte por el usufructo y la posesión de un único pozo, de una fuente de agua, que desgraciadamente estará vacío y sin una gota del líquido elemento. Ese fin deleznable ocurrirá si esa humanidad sigue actuando como si el problema del agua no existiera. Pero existe y es una amenaza constante. Es tan absurdo el descuido y la negligencia de los unos y los otros que ese problema parece un cuento lejano que sucede en Marte y no ante nuestras narices. Nadie sabe que andamos en pleno Decenio Internacional del Agua como Fuente de Vida, hecho que comenzó el 2005 y concluirá el 2015. Nadie sabe eso o se hace el que no sabe y ese decenio parece otro saludo a la bandera, un desperdicio de ocasiones.
En la ciudad de Marsella, el 12 de marzo del 2012, se celebró el sexto Foro Mundial sobre el Agua. Al evento fueron invitados gobiernos, gobernantes, ministros, expertos en la materia, doctores y doctoras, para encontrar una salida a esa encrucijada. Las recomendaciones fueron lanzadas al viento, porque casi ningún régimen tomó las medidas pertinentes para evitar el colapso del agua. Este 22 de marzo se celebrará otro Día Mundial del Agua. Y todo podría ser como antes, como tantas otras veces: conferencias, declaraciones, charlas, algún brindis.
Pero a estas alturas del partido ya no se trata de repetir el manual sobre la importancia del agua, de repetir la retórica sobre la necesidad del agua. Se trata de tomar medidas concretas para evitar que el agua de todos los días se siga deteriorando. Para evitar que los venideros, que ya están aquí, paguen las consecuencias del descuido y la falta de acción de los unos y los otros. No hay que olvidar, por otra parte, que la guerra del agua tiene siglos de antigüedad. No es un fenómeno moderno y puede ser más grave de lo que hasta ahora ha sido.