[Hay Festival en Arequipa].
FOTOS y TEXTO: Jaime Vásquez Valcárcel
mail: jaimevasquez2002yahoo.com
Con las excepciones que confirman la regla y con las omisiones que toda obra humana perpetra el sábado 5 de diciembre se inauguró en la ciudad de Arequipa el primer Hay Festival en Perú. El mediodía fue propicio para el acto en un lugar por demás propicio: la biblioteca Mario Vargas Llosa que administra el Gobierno Regional de Arequipa. El ambiente era de fiesta y en cada uno de los asistentes se notaba aquello de “romper filas” que todos conocemos. Pero se tenía que cumplir el protocolo y así hablaron el embajador de Reino Unido en el Perú, la Ministra de Cultura, la directora de Hay Festival América, la presidenta/gobernadora de Arequipa, el Alcalde de Arequipa, el fotógrafo de los escritores y en verdad todos los presentes. Porque en el jardín principal de la biblioteca todos estaban, como lo dijo en su apretado español Anwar Choudhury: “estoy muy feliz en Arequipa”. Y el embajador contagió a todos. Como contagiaron las palabras de Yamila Osorio cuando recordó que su tierra es cuna de poetas como Mariano Melgar o de escritores como Mario Vargas Llosa y, a manera de resolución regional, dijo que “el Hay Festival viene para quedarse”. Eduardo Zegarra no habló casi nada. Cristina Fuentes no pudo estar más emocionada y agradecida cuando dijo que “gracias a los artistas por darnos su tiempo y conocimiento y a los socios y auspiciadores por hacer posible esta reunión”. Pero, claro, como ese día se inauguraba la muestra fotográfica, quien tenía que cerrar con broche de oro se llamaba Daniel Mordzinski, a quien todos conocen como el fotógrafo de los escritores, y fue llamado para hablar de sus fotos y sus lecturas: “Solo los buenos libros y las buenas historias nos salvan de la soledad y la mediocridad”. Y lo dijo con total convicción que todos los que llegaron desde Europa, Cartagena de Indias, Bogotá, Iquitos o Lima solo atinamos a confirmar sus palabras con nuestras miradas y nuestras palabras. Así se estrenó el Hay Festival y que ojalá haya réplicas en Arequipa y otras ciudades del Perú. Es muy difícil, es verdad, que una organización de esa magnitud tanto en actividades como asistentes pueda ser superada. Decimos esto no solo por lo visto y escuchado en la inauguración sino en lo que vino en los días posteriores que fue, con total exageración, si quieren una hemorragia de palabras, pensamientos, diálogo y tertulia porque, entre otras cosas en las 57 actividades –muchas de ellas simultáneas y por ello obligatoriamente omitidas- el público participó con preguntas que, como se puede suponer, fueron muchas y variadas. De todo ello informaremos en los siguientes días. Compromiso de honor.