¿Accionista de Amazónica de Televisión no controla calidad de sus espacios?

Walter Boria

Los que se han sentido aludidos con las últimas crónicas publicadas sobre el ingeniero Walter Boria Rubio, como era de esperarse, confunden forma y fondo porque no tienen formas periodísticas y porque en el fondo carecen de ideas y sería arar en el desierto solicitarles que ingresen a un debate temático.


Porque lo que cuestiona esas crónicas es la dejadez cercana a la irresponsabilidad que tiene un empresario vinculado a la comunicación para entregar espacios a gente que no está preparada para ello. Y en ese empresario se grafica lo que padecen varios propietarios de medios de comunicación –antiguos y nuevos- cuando entregan un espacio masivo no sólo a ignorantes sino a desequilibrados. No se ha pedido que les quiten el espacio per se, como dirían los economistas. Lo que se ha solicitado tácitamente es que el propietario del medio admita o niegue si está de acuerdo con las barbaridades que se expulsan a través de la radio que posee. Tan simple como eso. Y no vengan con el cuento que el susodicho es tan respetuoso de la libertad de expresión que ni cuenta se da lo que vociferan sus concesionarios. Porque existen ejemplos y personas que indican todo lo contrario.

Y el accionista mayoritario –que ayer nomás fue minoritario- de Amazónica de Televisión sabe muy bien lo que significa control de calidad. No por gusto la mayor parte de sus años se ha pasado como gerente de una empresa que tiene en ese rubro un soporte de su presencia en la producción de aguas gaseosas. Una cosa es que ame la libertad y otra cosa que sople al viento cuando las barbaridades no le afectan familiar ni comercialmente. Está bien que no le afecten en eso pero debe conocer que lo incontrolable de sus espacios afecta su imagen porque los que vociferan no tienen nada que cuidar y quien termina como pararrayos del desprestigio es el ingeniero que con estos avatares verá irremediablemente mellada la imagen que se encargó de mostrar a los largo de su vida profesional.

El tema principal es a quién(es) se entrega espacios en los medios de comunicación. Y no quitárselos. Sino simplemente conocer a qué juegan los empresarios metidos por vocación, suerte, o sabe Dios qué intenciones en los medios de comunicación. Ya sabemos que existen algunos que lo están por intereses políticos, otros por comerciales y algunos por vocación.

No es que tampoco conminemos al mencionado ingeniero a que emita en pronunciamiento público sobre el tema. Quizás ni le interese el fondo ni la forma. Pero es bueno saberlo para comprobar que una persona preparada y ubicada en el rubro de lo que podría llamarse “profesional” ha decidido que en una de sus empresas se diga una barbaridad insustentable como ésta: “que toda la fortuna de la autoridad regional es plata de su suegro”. Semejante frase estamos seguros que el ingeniero Boria no lo permitiría si es que tocaría a su familia y si haría referencia a su entorno más cercano. No por mentirosa sino porque colisiona con su fuero genético. Entonces: ¿si no permitiría esas barbaridades en contra de su familia porqué sopla al viento cuando se trata de personas que él conoce bien y con las que ha compartido cenáculos donde la decencia, dicen, hay que preservarla?

Mientras tanto que sigan con el insulto y la torpeza quienes defienden eventualmente al ingeniero en la radio que él dirige. Eso sólo demuestra que el mencionado no está al tanto de la realidad y ha decidido quedarse en esa ubicación que, para ser estrictos, es más bien una desubicación.