El algún momento la intención que tiene el Ministerio Público (hasta la fecha parece seria) de profundizar la lucha contra la corrupción e ir por los peces gordos en la política nos va presentar un dilema: si los sobornos y arreglos legales (que igual es corrupción y merece cárcel) van a llegar al propio presidente de la república qué va suceder. ¿Cuál podría ser la salida constitucional y en arreglo o sintonía con una sociedad que va clamar por sanciones drásticas? PPK ha transitado por casi todos los gobiernos de los ex presidentes hoy cuestionados como quien pasea por el patio de su casa. Es más, se jacta de ser amigo de todos y sólo en las últimas semanas y, más por una posición protocolar y de auditorio, ha querido desligarse de Alejandro Toledo y de su esposa cuando él ha sostenido en buena cuenta su gobierno.
Si caen todos entonces el riesgo de vacío de poder va ser un verdadero escaparate de los que ya parecían sepultados. Una nueva oportunidad para Acción Popular un Frente Amplio envalentonado, un Julio Guzmán acusando de “yo lo dije” y uno que otro Popy(s) Olivera(s) tratando de cosechar lo que quede si existe una real intención del Ministerio Público (la instancia de la operación de justicia que al parecer hay diligencia) de limpiar de veras la casa. Parece muy difícil con una prensa aún intocable. Ahora ya sabemos porque se lo sostuvo a nivel de medios y operadores de los mismos y se le perdonó todo al “cholo sano y sagrado”.
Procedimientos más, procedimientos menos, se arregló todo para que la corporación de América Televisión pase a manos del Grupo El Comercio y La República durante el fantasmal gobierno de Toledo. Con las evidencias que se tenía de sus propietarios recibiendo fajos de billetes, los canales de Tv debieron pasar al Estado para ser licitados sus espacios, pero no, se prefirió lo mismo de siempre con todas las consecuencias que ahora vemos.
Esto, aunque no se note o se quiera ver, pesa en lo que sucederá en la política peruana en este caso Odebrecht. Si hay recambio total, se requiere de medios despercudidos de sus compromisos con caudillos y obviamente pasa por darle un sentido social, en parte, a las normas que los amparan y promueven que no sean controlados por nadie. Peor aún que el poder estatal les tema.
Con esta realidad esta iniciativa del Ministerio Público en su momento va flaquear. ¿Cómo? Cuando por ejemplo veamos que el fiscal Pablo Sánchez es viejo, tiene una amiga por ahí, participó de una reunión con algún compañero, se le vio subido de copas y cien más etcéteras que empañarán su trabajo y los grupos salgan por su cabeza con la complacencia de medios. Nada, aunque no parezca, está desarticulado y bueno, la gente sólo consume lo superficial. Si no es así vamos a necesitar líderes para cuando suceda (poco probable, pero uno nunca pierde la esperanza) ese bendito momento en que se vayan todos.