El peor consejero ha sido y siempre será un corazón enamorado o una cabeza caliente por el otoñal rezago de los sentimientos. Lo que pasó con el Ministro de Defensa Mariano Gonzáles es una muestra de la falta de equilibrio personal que trasciende y trastoca la actividad pública de un funcionario que, cree que el amor lo justifica todo. Incluso lo inmoral.
Es una lástima porque Gonzáles parecía que tenía un buen perfil además de conocer el sector desde dentro desde hace muchos años a lo que se sumaba que había sido parte de Peruanos Pro el Kambio desde el inicio de este movimiento del actual mandatario.
Ósea que, si alguien merecía por mérito de ser leal a un grupo que en su momento se caía electoralmente, es el defenestrado ex ministro. Lo bueno de todo esto es que la cabeza de Jaime Saavedra ha pasado a un segundo plano. Los fujimoristas y apristas se han olvidado un poco de él, aunque no creo que se queden tan tranquilos después de la primera baja de PPK. Lo más probable es que, de todas maneras quieran bajarse a Saavedra.
Más allá de las denuncias que han salido los últimos días por las compras irregulares en el Ministerio de Educación y el evidente grupo mafioso que se formó en la gestión de Humala en este sector, está en juego el mejor capital político que tiene el gobierno. Si sale Saavedra; no es que la ley universitaria se caiga con él, porque el gobierno podría poner otro que declare abiertamente que se continuará con la estas reformas aún más radicales para no darle el gusto a los fujimoristas, sino que se habrá perdido el principio de autoridad que se había conquistado con los gremios sindicales.
Esta construcción que normalmente lleva su tiempo se habrá perdido y vaya a saber si el próximo tenga los reflejos o la muñeca para poder manejarlos. Todo esto implica cierto equilibrio, tanto desde el gobierno y la oposición que ya sabemos que no necesariamente tienen esta cultura.
Para poder generar este equilibrio el gobierno debiera tener legitimidad y cierta gran popularidad para apelar a la masa a través de las encuestas o posibles movimientos sociales que avalen sus medidas pero con cabes como lo sucedido con el ex ministro enamorado le va ser muy difícil.