“No he tenido ningún roce con las autoridades. Los problemas en la aceptación de pacientes no eran por mi firma, sino por falta de comunicación de las decisiones. No hay mala intención”. El padre Raymundo Portelli zanja la polémica generada sobre supuestas obstaculizaciones a su persona luego de la millonaria colecta impulsada desde el Vicariato. Solo pide que sigan llegando medicamentos e insumos y que se tomen decisiones acertadas, se comuniquen y se ejecuten. “Vamos, estoy seguro que se va a superar esto”, dijo según una nota publicada por el CAAAP.
Medios de comunicación nacionales, como Radio Programas del Perú, se han venido haciendo eco de la situación en Iquitos de los últimos días y han recogido las denuncias que algunos ciudadanos afectados habrían vertido en redes sociales. Textos que mostraban indignación y malestar hacia la DIRESA Loreto y atacaban de frente al Gobierno Regional, asegurando que se estaría impidiendo el trabajo del padre Raymundo Portelli, médico de profesión y a quien se ha autorizado a atender pacientes con sintomatología leve de COVID-19 en la parroquia de San Martín de Porres. Estas críticas leían, entre líneas, cierto recelo y mala fe por la multitudinaria respuesta a la colecta impulsada desde el Vicariato de Iquitos el último domingo y que ya lleva más de 1,8 millones recaudados en apoyo a la situación de emergencia que vive la zona.
Dos eran los temas. Por un lado, el supuesto cierre de la casa Kanatari, cedida por el Vicariato para la hospitalización de pacientes con síntomas leves y con 100 camas y, por otro, el rechazo que sufrieron algunos pacientes que, al presentar síntomas agravados, el Padre Raymundo había derivado desde su parroquia hasta el Colegio Mariscal Oscar R. Benavides, tal y como se le indicó. Se denunciaba que, por llevar la firma del sacerdote, estos no habrían sido recibidos allí.
“El detalle es que cuando un paciente ya está en estadio moderado, aquí no podemos atenderlo, tiene que haber otros centros donde acepten atención con hospitalización y donde reciban tratamiento adecuado. Tengo entendido que el colegio MORB y Sombrero de Paja deben ser esos lugares. A mí me dijeron que los enviara a colegio MORB, pero parece ser que no había coordinación y no fueron aceptados. No era por mi firma, ¿cuántos médicos habrán mandado sus pacientes a un sitio y no les han aceptado? Creo que no aceptaban porque no tienen oxígeno y suficiente medicina. No hay mala intención, los responsables que están ahí simplemente no tienen lo necesario y por eso derivan al Hospital Regional”, explicó el Padre Raymundo, comprendiendo al resto de personal que está en primera línea de recepción de pacientes en la ciudad.
En estos últimos dos días, en la parroquia San Martín, el sacerdote ha atendido, con la única ayuda de una enfermera, un promedio de 80 pacientes diarios gracias a las dotaciones de medicinas que diariamente la DIRESA Loreto le alcanza. Relatando todo ello, el sacerdote desmentía cualquier tipo de obstaculización a su labor. “No he tenido ningún roce con las autoridades, al contrario. La licenciada Carmen me autorizó en mi cara para empezar a atender a pacientes Covid leves, y poder recetarles pastillas vía oral aquí en la parroquia. Ayer me dieron medicinas para 100 pacientes, atendimos 80 pacientes el día de ayer. Mi única esperanza es que este abastecimiento de medicinas continúe, tengo esperanzas en que sí, en que me envíen medicinas todos los días. Tengo entendido que quieren hacer algo similar en otros puntos de la ciudad, para que la gente no se junte aquí en San Martín, porque solo soy yo con una enfermera, no abastezco. Si se mantiene el abastecimiento de medicinas vamos a poder trabajar mucho mejor”.
Raymundo hizo un llamado a la calma: “Estamos en un momento en que, en vez de estar creando división, buscamos la unión. Tenemos que salvar vidas. Yo sé que todo el mundo quiere ayudar, no tengo duda. Tenemos que trabajar en coordinación. Dejemos de lado temas personales y políticos. Les pido a las autoridades que tomen decisiones en equipo, comuniquen a todo nivel para que el personal que está en la puerta conozca cómo debe actuar, y ejecuten”.
El Padre no entró a valorar (por falta de información), los motivos que habrían llevado al traslado de pacientes que venían siendo atendidos en la Casa Kanatari cedida por el Vicariato hasta el Colegio MORB. “Creo que se tomó una decisión de concentrar todos los pacientes en otro lugar más grande. No me comunicaron, pero yo no soy la Iglesia, quizás se comunicaron con el Padre Miguel, no lo sé”, dijo el Padre Raymundo. Hay que mencionar que, en ningún momento, Kanatari se ha quedado vacío sino que, aunque algunos de los pacientes fueron llevados al colegio MORB, unos 20 a 30 pacientes continúan ahí. Según se ha podido saber después, desde la DIRESA se estarían realizando cambios organizativos para tratar de responder a la alta demanda para la hospitalización de pacientes. Es decir, la explicación que se da apunta a una reorganización de pacientes en base a las casuísticas y niveles de gravedad. Incluso las autoridades sanitarias de Loreto valoran implementar y abrir para atención de COVID algún otro colegio de la ciudad. /CAAAP