Por Filiberto Cueva
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Desde el 2014 gran cantidad de mis amigos y amigas se están casando. Otra gran parte de ellos se están comprometiendo y algunos fieles a la modernidad, se han mudado a vivir juntos, al margen de los documentos, los contratos matrimoniales y lo costoso de los anillos.
Es raro. Mejor dicho, rarísimo, no encontrarme fotografías y dedicatorias de amor cuando entro a facebook. Fotografías en las que el anillo de compromiso y un ramo de flores, acaparan más espacio que la expresión de felicidad de la novia.
De hecho, un amigo publicó la foto de un anillo y etiquetando a su novia escribía ¿Para quién crees que es este anillo? Lo gracioso es que sus amigos respondimos antes que ella. Que de seguro no estaba online en ese momento. Horas después se enteró que el anillo era para ella… antes que ella, los amigos de su novio ya estábamos por demás enterados.
Todo parece indicar que en nuestro país, cuando dos amigos, mayores de 25 de años se encuentran lo primero que se preguntan es ¿Ya te casaste? Y en caso no, la siguiente pregunta es ¿Cuándo? Si ninguno de los dos tiene planes de matrimonio o pareja, agachan la cabeza y en algunos casos, hacen esfuerzo por sonreír.
Alejandra, una amiga nacida en Trujillo y que hoy radica en Lima, me dice “Filiberto, se me va el tren”. Yo me río y trato de llevar el hilo de la conversación diciéndole que los trenes en el Perú pasan despacio, así que, tan rápido no se le está yendo. Aunque el pasado 28 de julio el Presidente Kuczynski ha señalado que en su Gobierno se construirá un tren de cercanías, lo que quiere decirse (en literal) que en ese caso, el tren se le irá más rápido y menos tiempo.
Mi madre, que se casó muy joven dice que no hay que tener prisa. Aunque el fondo se muere por tener nietos. Por su parte, uno de mis primos que se casó a los 26 desesperadísimo porque sentía que había encontrado el amor de su vida, está a punto de tirarse por la ventana. Si no es que ya lo ha hecho. Pobre.
Y no siendo poco, un compañero del colegio, me cuenta que está buscando una madre para su hijo. Lo que por supuesto me ha parecido gracioso. Aunque al mismo tiempo interesante. Pues tiempo atrás quien cuidaba del hijo, luego de una separación era la madre. En el caso de este amigo, es él quien cuida de su hijo. Puedo decir, que no hay nada de malo en eso. Sino por el contrario una gran dosis de modernidad. ¿Será entonces que nuevos aires están soplando a nivel de las relaciones emocionales en nuestro país?.