Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas
Fue a finales del año 2002 e inicio de 2003, que mi labor como productor del programa regional “Regiones en Marcha” de RPP Noticias, obligaba a armar agendas de temas relacionados a la problemática local y regional, y había la necesidad de buscar opiniones, en un mar de posibilidades, que siempre han sido y siguen siendo escasas en esta ciudad.
La problemática medio ambiental y de comunidades indígenas llevó a contactar, por recomendación del entonces conductor Jaime Vásquez, a un colorado, además religioso, cuyo apellido tardamos en aprender a pronunciar, llamado Paul McAuley, a quien del otro lado de la línea, escuchaba carcajear, cuando intentaba pronunciar su apellido inglés.
Tan complicado era pronunciar su apellido que no tomé en cuenta preguntarle cómo se escribía y hoy miércoles que escribo esta breve columna sobre el religioso, y al revisar mi segunda agenda de contactos, veo que lo registré como Paul McClaun, nada más alejado a lo real. Y para sumar la forma ordenada en que llevaba sus acciones es que no cambió de número telefónico al que habitualmente lo contactábamos. En mi agenda está escrito el 9771144 y el colega y amigo Rubén Meza, con quien McAuley mantenía contacto, me comparte el número que hasta antes de su muerte usaba y vaya sorpresa. Solo tuvo que agregar al 9771144 el 65 luego del 9: el 965771144, número de contacto de McAuley, muestra que siempre mantuvo un orden en su accionar.
Pero más allá de cómo se pronunciara o escribiera su apellido, McAuley siempre fue como algunos productores llamamos, caserito, en los temas que conocía y sobre los que difícil respondía con un: no, al ser requerido. El religioso fue además generador de titulares y de respuestas por parte de quienes él criticaba, como por ejemplo del exalcalde de Maynas, Salomón Abensur, quien lo calificó de promover terrorismo blanco, al oponerse a la instalación de un botadero de basura, que afectaba a la zona de amortiguamiento en la Reserva Nacional Alpahuayo Mishana.
Fue tal el ímpetu que impregnó a sus acciones, que fue amenazado con ser expulsado del país si continuaba expresando opiniones políticas, frente a la problemática regional y local. Debido a ello los productores y periodistas nos quedamos sin escuchar la siempre punzante opinión de McAuley.
Su ausencia en medios de comunicación fue tal, que saber de su muerte y la forma en que fue hallado ha generado estupor en varios sectores de la sociedad iquiteña. Por ello, lo mínimo que se puede pedir a la Policía y Fiscalía es que se realicen una investigación prolija. Que más allá de que se trate de un homicidio o suicidio, se sepa finalmente la verdad.
Sin duda que Paul McAuley no fue un ser perfecto, porque luego Dios no existe nadie, pero si es necesario que la escena en que fue hallado no se repita en otros personajes, públicos o no. Estaremos atentos a las investigaciones.
¡Hasta pronto Paul!
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