Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

A portas de un nuevo proceso electoral municipal y regional, a poco que termine por definirse las candidaturas de quienes aspiran a ser alcaldes distritales, provinciales y regional, es bueno tomarse un tiempo, y más allá de ver los nombres de los postulantes o la organización política a la que van a representar, hacerse la pregunta: ¿Qué Iquitos queremos para los próximos cuatro años?

Estoy completamente seguro que usted amigo, colega, lector, profesional, ama de casa y común ciudadano de esta urbe mal llamada isla bonita, que ni a aldea llega, tienes una idea sobre el modelo de ciudad en que aspira vivir en los próximos cuatro años.

Sin temor a equivocarme, aspiramos vivir en una ciudad, en principio limpia, sin olores putrefactos, sin calles llenas de arena, todas pavimentadas y por sobre todo que no se inunden a la menor lluvia.

Usted aspira manejar su motocicleta, mototaxi, automóvil y en el caso de los choferes los colectivos, en pistas sin huecos que no maltraten sus riñones y vehículos.

Aspiramos a vivir en calles señalizadas, semaforizadas, con estacionamientos de vehículos que no invadan las pistas, que han sido diseñadas para el tránsito vehicular.

A contar con espacios públicos, sobre todo deportivos, que evite que los jóvenes tengan que templar sus nets en las calles o poner dos ladrillos como arco para practicar alguna disciplina deportiva.

Aspiramos a no tener que gritar al hablar por el ensordecedor ruido en el que vivimos, generado por nosotros mismos cuando de parrilladas se trata y cuando de sacarle el silenciador al tubo de escape creemos que es lo mejor, en el que las ordenanzas no queden en el papel y que en realidad se cumplan.

Aspiramos a contar con espacios para la cultura. Sala de exposiciones, un teatro, museos. En el que las expresiones culturales ocupen un lugar especial en una gestión municipal o regional, y no sea solo relleno de acciones a seguir.

Aspiramos a contar con sistemas de seguridad en todos los distritos que forman la urbe provincial. En el que los vecinos seamos parte de la posibilidad de vivir en tranquilidad, denunciando al pillo que habita entre nosotros.

Aspiramos sobre todo a vivir en una ciudad a la que sí podamos llamarla isla bonita, calificativo del que estamos demasiado lejos.

Pero,  por sobre todo, aspiramos a que quienes nos gobiernen dejen de pensar primero en sus intereses y de grupo, realmente cumplan con lo que ofrecen y además tomen en cuenta las buenas sugerencias de los vecinos.

Ya basta de obras mal hechas. Basta de entregarlas a empresarios constructores que creen que somos tontos y que no nos damos cuenta que usan más arena que cemento en las obras y por eso no duran ni un año.

A las futuras autoridades decirles: basta de mentirle al pueblo que confía al entregarles sus votos. Dios nos libre de seguir yendo para atrás como ciudad.

coquicarrillo@yahoo.com

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