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Los niños de cualquier edad, desde los preescolares hasta los adolescentes, pueden sentirse tentados a robar por diversos motivos:

-En ocasiones los niños pequeños toman cosas que les gustan sin entender que cuestan dinero y que está mal hacerse de algo por lo cual no hemos pagado.

-Los niños mayores, por su parte, saben que no se debe tomar algo sin pagar, pero algunos podrían robar porque no tienen el suficiente auto-control para evitar tomar lo que no les pertenece.

-Los adolescentes saben, por supuesto, que no se debe robar; sin embargo, muchas veces roban por simple desafío o porque los amigos lo hicieron. Es posible que, como se les ha dado mayor control sobre su vida, algunos hurten como una expresión de rebeldía.

-Otras razones son también coadyuvantes:

-Los niños pueden estar enojados o querer llamar la atención. Ello refleja un estrés en casa o en la escuela.

-Algunos adolescentes roban porque han empezado a consumir drogas y no tienen cómo pagarlas.

También están los niños que quieren cosas que no pueden comprarse, por ejemplo, accesorios de marcas populares entre los menores.

No importa cuál es la razón por la que un menor esté robando, es responsabilidad de los padres encontrar la causa original que se oculta tras el problema superficial, y darle solución. He aquí algunos consejos para manejar tan delicados casos:

-Cuando un niño es sorprendido robando, los padres deben tener en cuenta si es la primera vez que sucede o si ya es un patrón de comportamiento.

-Es necesario que los padres ayuden a los niños pequeños a entender que robar es incorrecto, que cuando uno toma un objeto de otra persona o sin pagar por ello, le está haciendo daño a alguien.

-Si un preescolar toma un caramelo, por ejemplo, los padres pueden ayudar a que el niño lo devuelva. Si el pequeño ya lo ha comido, se le puede llevar a la tienda a pedir disculpas y pagarlo.

-Lo mismo sucede con los niños que ya van al colegio. Es importante devolver lo ajeno que se ha tomado. Los de primer y segundo grado ya deberían saber que robar está mal, pero es posible que necesiten comprender mejor las consecuencias de sus actos.

-Cuando un adolescente roba, se recomienda que los padres lleven a cabo las consecuencias. Por ejemplo, si el menor ha robado en un establecimiento, hay que llevarlo allí y hacer que hable con el departamento de seguridad para que explique y pida disculpas. La humillación de enfrentar lo que ha hecho puede ser una lección duradera.

-No se aconseja nunca golpear. Podría hacer que el niño se enojara y decidiera participar en eventos peores (drogas, pandillas, etc.).

-Los menores deben aprender que el robo no es solo tomar cosas de una tienda: se trata de tomar dinero de los dueños del negocio. Además, que esos actos son ilegales y que las consecuencias no son simplemente regaños, sino que pueden ser retenidos en centros de detención juvenil o incluso ir a prisión.

-Si el niño roba dinero de sus padres, se le debe dar la opción de devolver el dinero realizando tareas extras en el hogar. Nunca pongas dinero como cebo para atrapar a tu hijo robando, eso podría dañar la confianza entre ambos.

-Si manejamos el problema a tiempo, siempre habrá una solución para ayudar a nuestros hijos a crecer felices respetando la propiedad del otro.