Es tiempo de leer. Siempre es tiempo de leer. Dentro de pocas semanas Tierra Nueva publicará la cuarta edición de un libro fundamental en la biblioteca periodística y familiar: “Una búsqueda infinita” de Jorge Coaguila. Es una compilación de artículos, comentarios, entrevistas, crónicas sobre diversos temas y personajes.
Coaguila le entrevista a César Hildebrandt y le pregunta: “A Vargas Llosa también lo entrevistó en innumerables ocasiones. En El Pez en el agua, el novelista dice acerca de usted: “Magnífico periodista, sabueso tenaz, investigador acucioso e incansable, bastante más culto que el promedio de sus colegas y valiente hasta la temeridad”. ¿Qué ocurrió para que esa amistad se quebrara?
“Varias cosas. Básicamente, creo que mi respeto por el valor literario de Vargas Llosa no se ha movido un milímetro. Sigo creyendo que sus tres primeras novelas son las mejores que se han escrito en el Perú, pero largamente. Incluyo en esta comparación personal y arbitraria a Arguedas y a Alegría. Todo lo que ha pasado después será dentro de muchos años, cuando todos estemos debidamente enterrados, anécdota, cosa menor. Mario es el mejor novelista que ha parido este país de tan pocos novelistas. Es un fenómeno. Ahora, a mi sí me parece lamentable que Mario se haya comprado la idea de los neocoms, de que el mundo es mejor tal como está ahora y que vamos al progreso y que la aldea global es una especie de destino manifiesto y multitudinario. No creo para nada eso. En todo caso la derechización de Mario es un derecho, un derecho que él ha ejercitado, y la molestia de quienes lo queremos y lo admiramos es también otro derecho. Estoy molesto con Mario Vargas Llosa colaborador de El País, pero como novelista no puedo discutir que es una cima casi irrepetible en el Perú, sinceramente”, respondió Hildebrandt.
En el libro de Jorge hay entrevistas a Pablo Macera -quien abandona abruptamente el diálogo al considerar que el entrevistador estaba incumpliendo los acuerdos-, Guillermo Thorndike y más. Todas ellas deliciosas. He querido compartir la respuesta de Hildebrandt sobre Mario Vargas Llosa porque en 1990 -plena campaña del FREDEMO, le entrevistó en la televisión -qué bárbaro, cómo ha pasado el tiempo, eran los años donde grababa las entrevistas y las transcribía como un noctámbulo recontra feliz- y dijo más o menos esto: “Voy a entrevistar a Mario Vargas Llosa y en este canal me han contratado para hacer preguntas difíciles, pero con Mario no puedo porque le admiro”. Y fue una agradable conversación sobre política y literatura. Ya sabemos que esa admiración continúa. Pero en términos políticos la distancia entre ambos es enorme.
Así es la relación de los periodistas. A veces díscola, atrevida, contradictoria, incoherente. Los periodistas con los demás. Ya sean escritores -nuestros primos hermanos, políticos, científicos. A veces son nuestros ídolos, pero con ellos también nos peleamos.