[Por: Moisés Panduro Coral].

No es un cherry publicitario: en el Perú, “Pulp” es el nombre de un producto para todas las edades que ofrece néctares de frutas en una atractiva presentación con envase de cartón. No sé mucho al respecto, pero es probable que una investigación de mercados realizada por los creadores de “Pulp” les permitió identificar un segmento de mercado que necesitaba una atención más específica en cuanto al tamaño del envase y el volumen del contenido, la variedad de sabores a proponer, y sobre todo un nombre que no asuste a los chicos -de repente le asocian con “Pulpo” que en Loreto, por ejemplo, en los últimos años se ha convertido en sinónimo de “Cuco”-, un nombre más cercano al lenguaje infantil, un diminutivo del producto original. Ése segmento de mercado es el de los niños (chibolos en la jerga peruana) y supongo que de allí nació “Pulpín”.

Lo que seguramente nunca se imaginaron los marketeadores de “Pulpín” es que algún día esa exitosa denominación comercial serviría de chapa o sobrenombre a la Ley 30288 o Ley del Régimen Laboral Juvenil Especial, promulgada por el gobierno de Humala el pasado 16 de diciembre, un dispositivo al que el genio popular y juvenil ha bautizado como la Ley Pulpín pues todo apunta a que servirá para que los grandes empresarios le saquen el jugo a los chibolos en términos de empleabilidad, salarios, jornales y otros derechos laborales.

Más allá de las diferencias que se han establecido entre este nuevo régimen laboral juvenil especial y el régimen laboral general que son los aspectos en los que se ha concentrado gran parte de la polémica en los medios, hay un hecho evidente que debe remarcarse. En el fondo, lo que el gobierno busca a través de la Ley Pulpín es intentar redimirse de su absoluto fracaso en materia de crecimiento económico y de reducción de la pobreza en estos cuatro años de gobierno. Humala inauguró su gobierno el 28 de julio del 2011 en medio de una expectativa nacional que -“hoja de ruta” de por medio- esperaba que el flamante gobernante superara la muy buena performance de su antecesor Alan García.

Lamentablemente para los intereses de la nación, ello no ha ocurrido. Las cifras sobre el retroceso de nuestra economía han sido abundantemente expuestas y son concluyentes, los indicadores sobre la reducción de la pobreza testifican que no solo tenemos un alarmante estancamiento sino que corremos el riesgo de regresionar, es decir, de desandar lo avanzado laboriosamente y con éxito entre 2006-2011, lo cual sería un suicidio para nuestras aspiraciones de convertirnos en país de primer mundo en la siguiente década. Al haber frenado la inversión privada y reducido sustancialmente el nivel y la calidad de la inversión pública, es obvio que nuestra economía también se frene, la productividad se comprima y los niveles de empleo se vengan abajo.

Es en este contexto poco propicio para el desarrollo y la justicia social que el gobierno de la “gran transformación” exhibe la Ley Pulpín como la “gran solución”. Los analistas serios han señalado que con ella, el gobierno busca recuperar las tasas de crecimiento de años pasados, pero a expensas de la gente y de su juventud. Lo ha dicho Alan: ¿por qué los jóvenes tienen que pagar el pato del fracaso del gobierno humalista? Lo han expresado los jóvenes que en las calles alzan sus puños y sus voces contra la Ley Pulpín: no es justo aumentar la rentabilidad de las empresas utilizando el mecanismo manido del despido o la reducción de los costos laborales, explotando a la juventud o discriminándola arbitrariamente.

Espero como millones de peruanos que en esta Navidad y después de haber visto el rechazo multitudinario de los jóvenes a la Ley Pulpín, el gobierno entienda que existen otras variables –diferentes a la facilona precarización del empleo juvenil- que se deben mover y dinamizar para retomar la senda del crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la redistribución de la riqueza en el Perú.

2 COMENTARIOS

  1. ¿muy buena performance? que gracioso es este columnista. El que se llenó los bolsillos a costa de la precarizacion de los trabajadores fueron los empresarios y su operador de turno el honrado doctor Alan Garcia.

  2. Lo ha dicho Alan: ¿por qué los jóvenes tienen que pagar el pato del fracaso del gobierno humalista? el cinismo de estos corupptos no tiene limites por dios, si lo a dicho Alan lo dijo dio?, sr Panduro. por que no cuenta quien implemento la LEY DE LAS SERVICES miles de peruanos en la calle sin beneficios laborales vueltos a contratar con sueldos miserables, cuanto retrocedió el país con ese nefasto gobierno apro-alanista en su dos periodos, porque no cuentas que el alcantarillado y los proyectos de agua potable, no solo de iquitos , si no de la región es del PROYECTO EMBLEMÁTICO «AGUA PARA TODOS» de RATALAN y cia. por decir solo algunas cositas….

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