La expansión urbana sin planificación adecuada en la Amazonía peruana ha generado fragmentaciones, tugurización y graves riesgos ambientales. Moyobamba, ubicado en San Martín, es uno de los casos más visibles, donde la falta de infraestructura para el manejo de aguas pluviales ya ha comenzado a dejar secuelas en el territorio y la población.
Frente a este panorama, el ecologista David Landa Tucto, integrante del colectivo Moyobamba 500 años, alertó sobre las consecuencias de seguir replicando modelos de urbanización costeños en un entorno tan particular como la selva. “El 79 % de la población del país vive en condiciones de vivienda precarias, y en la Amazonía solo el 57 % tiene acceso a electricidad y menos de la mitad a agua potable. A esta crisis se suma la proliferación de lotizaciones ilegales que replican modelos costeños, inadecuados para las condiciones climáticas y ecológicas amazónicas”, sostuvo.
Los SUDS como solución verde
Ante esta situación, Landa propone la implementación de Sistemas Urbanos de Drenaje Sustentables (SUDS), que permiten manejar de forma eficiente la escorrentía de aguas de lluvia, además de integrarse con la vegetación local. “Moyobamba ya sufre fragmentaciones urbanas por el mal manejo de aguas pluviales, por lo tanto, propuso la implementación de Sistemas Urbanos de Drenaje Sustentables (SUDS) y normas obligatorias de urbanización verde: asfaltados permeables, áreas verdes obligatorias y cosecha de agua de lluvia como elementos claves de un modelo resiliente”, precisó.
Estos sistemas incluyen zanjas de infiltración, jardines de lluvia, techos verdes, pavimentos permeables y estanques de retención, entre otras tecnologías que ayudan a reducir las inundaciones, conservar la humedad del suelo y mejorar el paisaje urbano. En regiones como la Amazonía, donde las lluvias intensas son frecuentes, estas soluciones resultan especialmente efectivas y sostenibles.

Urbanismo con enfoque amazónico
Landa denunció que el crecimiento urbano en la Amazonía se caracteriza por lotes diminutos, construcciones sin seguridad estructural, invasiones a zonas de alto valor ecológico y ausencia de servicios básicos. “Tugurización y hacinamiento, urbanización en zonas frágiles, servicios públicos ausentes, caos e informalidad inmobiliaria son los problemas claves del crecimiento urbano actual”, remarcó.
Por ello, planteó un modelo urbano adaptado a las condiciones amazónicas, que incluya planificación territorial con enfoque ecosistémico, viviendas en lotes más amplios (mínimo de 10 x 30 metros), corredores verdes para la fauna y ciudades compactas con servicios accesibles. Asimismo, enfatizó en la necesidad de energía limpia, ciclovías, drenaje natural y una gestión con rostro amazónico.
El reto de construir sin destruir
Landa criticó que algunas de las pocas iniciativas de urbanismo sustentable en la Amazonía provienen del sector privado, no de las autoridades locales. “Hay iniciativas privadas en Tarapoto que promueven urbanismos con criterios amazónicos (…). Paradójicamente, estos proyectos han sido liderados por inversionistas costeños, no por gobiernos locales”, lamentó.
Finalmente, hizo un llamado a repensar la forma de habitar la Amazonía: “Urbanizar la Amazonía no debe significar destruirla. La planificación urbana debe partir del respeto por el bosque, el agua y la cultura local. En lugar de copiar modelos urbanos de la costa o la sierra, es necesario crear un modelo amazónico propio, que integre la selva a la ciudad, no la reemplace”, afirmó.

Para avanzar hacia ciudades amazónicas resilientes, Landa consideró indispensable articular esfuerzos entre universidades, gobiernos locales y sociedad civil. “No se trata solo de construir viviendas, sino de construir bienestar sin romper la selva”, concluyó. La Amazonía no solo necesita infraestructura, sino también una nueva forma de pensar y vivir el territorio, en armonía con la naturaleza.
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