Preguntas necesarias

Por Luis Arévalo Vásquez*

En escasos días nuestra nación elegirá a su siguiente presidente. Cada ciudadano debe decidir por quien votar. Los niveles de confrontación entre las opciones se agudizan y ponen de manifiesto, una vez más, la precariedad y la fragilidad de la institucionalidad democrática en nuestro país.

Parecía  que los fantasmas de aquellos aciagos años de dictadura fujimontesinista  estaban ahuyentados, sin embargo, a la luz de los acontecimientos últimos, creo que nos alegramos prematuramente. Ellos no sólo han regresado sino que cada vez está más claro que nunca se fueron. Los hemos tenido agazapados junto a nosotros, maquillados con una habilidad para el camuflaje pocas veces vista. Y ahora vienen “recargados”.

¿Será que la memoria colectiva es tan frágil que ya olvidamos aquellos años de crímenes que no se investigaban, de asesinatos impunes, de la ruptura del estado de derecho, de candidaturas ilegales, de la prensa tomada por la inmundicia del SIN, del Poder Judicial en manos de la mafia de Fujimori y Montesinos?.

¿No recordamos los años en que se masificaron las esterilizaciones bajo la premisa de luchar contra la pobreza ligando los tubos uterinos de las mujeres pobres para que no nazcan más niños también pobres a cambio de unos pocos kilos de arroz?.

¿Es fácil no recordar a los Colina asesinando en Barrios Altos, en La Cantuta y en tantas otras ocasiones en nombre del estado?.

¿Será posible que nos haya ocurrido alguna lesión cerebral responsable de la pérdida de nuestra memoria colectiva reciente que no nos permita rememorar que Fujimori fue el presidente más corrupto de nuestra historia?

¿No recordamos ya el “ritmo del chino” en todos los canales simultáneamente, taladrando nuestros tímpanos con una candidatura ilegal comprando multitudes a cambio de dinero del estado, acarreados en buses pagados también con dinero del estado?

¿Tan pronto se nos escapó de la memoria el hostigamiento de la SUNAT y de los medios de comunicación comprados por la mafia con sus titulares inmundos contra cualquier atisbo de dignidad y de oposición?.

¿Ya olvidamos que fruto de la desnacionalización (dígase mejor: remate) de las empresas públicas fueron “invitados” al retiro “voluntario” y despedidos miles de connacionales  irrespetando sus derechos laborales?. ¿No será que nuestros padres, hermanos o nosotros mismos somos partes de esos miles?. ¿Hay alguien que pueda decirnos dónde diablos han ido a parar los casi diez mil millones de soles producto de ese remate?

¿O de repente nosotros, la extraña especie de los homo peruanus, somos tan ingenuos que no nos damos cuenta (o no nos queremos dar cuenta) de que la señora Fujimori no es otra que el mismo señor Fujimori con careta de mujer para que nadie sepa que hace rato ya se fugó de la DIROES?

Sócrates, el genial hombre que preguntaba en Atenas del siglo V a.C., deambularía muy triste por nuestras plazas. Casi nadie sabría de él. Su integridad moral lo convertiría en no deseable para los medios de comunicación parcializados, no generador de rating. Estoy seguro de que ahora tendría más razones para tomar la cicuta. Seguramente lo haría con mucho desconsuelo por nosotros y le sabría más amarga. 

Y sigo preguntándome: ¿Cómo le explico a aquel 34,8% de peruanos que continúa viviendo en la pobreza qué significa el crecimiento macroeconómico?, ¿Te animas tú, amable lector, a hacerle entender que los que distribuyen ese crecimiento alguna vez se acordarán de él?, ¿Te creerá?, ¿Qué le digo a aquel campesino ribereño  amazónico (a quien llaman “perro del hortelano”) que espera que las cosas cambien, que necesita que las cosas cambien?, ¿Alguien intentaría pedirle que tenga miedo al cambio?

De lo que sí tendríamos que temer todos es que las cosas vuelvan a ser como eran con Fujimori con una candidata que hace campaña al estilo de su padre y que lo reivindica como el “mejor presidente de la historia”. ¿Mejor presidente de la historia?. ¿En el supuesto negado de que salga elegida trataría de emular y de excarcelar a ese “mejor presidente”?.

¿No nos da vergüenza o asco, o ambas cosas a la vez, de ver y oír los niveles de ensañamiento con que la prensa pro mafiosa trata a Humala confundiendo adrede los odios personales y políticos con la verdad de los hechos?. ¿En qué abismos remotos ha ido a parar nuestra moral pública?

Extraños designios nos han colocado en este trance histórico. Se pondrá a prueba la dignidad nacional, savia renovadora de los pueblos. Tenemos un reto histórico.

Voltaire dijo: “Cuando la razón está de una parte, es indecoroso mantenerse neutral”. Otra vez me pregunto: ¿Por qué los partidos y organizaciones políticas y los propios políticos no precisan su posición sobre este tema en estos momentos tan cruciales?, ¿A qué se debe sus “neutralidad”?  

¡Qué bueno sería que el ingenioso, sarcástico y buen Voltaire les aclarara el grado de  contundencia que él atribuía al adjetivo “indecoroso” en el siglo XVIII!

*Médico loretano