Las encuestas están pugnando por cada uno de los candidatos a segunda vuelta y están apelando a estrategias subalternas. En una publicación fotográfica se evidencia una reunión con un allegado a la candidata Keiko Fujimori con el encargado de CPI, coincidentemente esta encuesta publicó un resultado favorable para la fujimorista. A diferencia de Ipsos que da como ganador a Pedro Pablo Kuczinsky. En general las dos señalan un empate técnico, pero lo que importa es el impacto en la opinión.
Como fuese de aquí a la primera semana de junio vamos a observar una agudización de las debilidades de ambos candidatos. El tema es que Keiko Fujimori necesita que ese 40% se ratifique en segunda vuelta para prácticamente ungirse con el triunfo a diferencia de su rival ocasional que requiere no sólo bajar su antivoto, que también es grande, y esperar además conquistar un porcentaje de los que se decidieron por las opciones de Verónika Mendoza o Alfredo Barnechea que aún están esperando más gestos.
Por más que varios grupos mediáticos se acerquen a PPK y afloren estas encuestas donde el octogenario sale victorioso no pasa de ser un deseo o una fantasía electoral. Dada las características del candidato (al que muchos catalogan más que un político un negociante o un loobysta) su futuro es el más incierto que su contraria cuya gente ya empezó a afilar los dientes y mostrar las garras del poder que les han encomendado hasta el momento. De hecho PPK es el más débil en esta gesta que durará 45 días.
Pero cabe preguntarse si existen posibilidades reales de éxito en un futuro gobierno de PPK con un poder disminuido en el parlamento, con variados intereses dentro de su mismo grupo y para empeorar su panorama político su edad le va significar un factor que va pesar en la decisión de un casi 20% que aún está indeciso de acuerdo a los últimos datos. Ya no puede apelar a su campaña de experiencia, pues al otro lado hay 10 años que hablan por sí solos.
No será la oportunidad histórica que requiere el Fujimorismo para reivindicarse de su pasado y formar una nueva imagen en el electorado. Algunos pasos han ido construyendo Keiko Fujimori, desechando a figuras radicales de su partido e invitando a otros que parece darle un equilibrio o un derrotero en ese sentido. Pero no es suficiente dicen muchos, el mismo apellido parece que la condena como también le sirve para estar a punto de convertirse en la primera presidenta mujer en la historia del país.