Si eres la típica mamá que no deja jugar a su hijo libremente por miedo a que se ensucie, estás en un error, ya que tu obsesión por la limpieza podría afectar la salud de tu hijo. Posiblemente te preocupes por proteger a tu hijo de que esté en contacto con gérmenes o bacterias, que puedan ocasionarle enfermedades, pero aislarlo y no permitirle que juegue libremente definitivamente no es la solución.
A largo plazo prohibirle a tu hijo tener mascota, jugar con tierra o lodo, y pedirle que siempre use gel antibacterial, en lugar de favorecerlo, podría perjudicarlo.
De acuerdo con la Teoría de la Higiene, propuesta por David Strachan, la poca o nula exposición a gérmenes puede ocasionar que una persona sea más propensa a desarrollar alergias o asma en algún punto de su vida, pues estar en contacto desde niño con diferentes microorganismos transforma a las bacterias y hongos en guardianes de la salud.
Aunque quieras mantener a tu hijo en una burbuja y protegerlo de todo, esto no es posible y algún día tendrá que salir al mundo real y se encontrará con gérmenes y bacterias que están en todas partes: en la guardería, el parque, el transporte público, y en el mismo aire que respira. Así que por mucho que lo intentes no podrás evitarlo.
Por lo que es necesario que tu hijo esté expuesto a infecciones desde su infancia, ya que eso fortalecerá su sistema inmunológico, y se generan mayor número de células Th1, que son las encargadas de proteger al organismo de posibles contagios.
De acuerdo con estudios científicos, actualmente las alergias son más comunes en países desarrollados, pues las personas están “obsesionadas” con la higiene, provocando que su cuerpo se vuelva severamente sensible al polvo, las mascotas y hasta la comida.
-A continuación te damos algunos consejos para controlar tu obsesión por la limpieza:
- Deja que sea libre al jugar. Recuerda que está conociendo el mundo.
- Si no quieres que ensucie toda su ropa, selecciona algunas playeras y pantalones especiales para explorar.
- Una vez que ha terminado de jugar, enséñale una rutina de limpieza: cambiarse la ropa sucia, lavarse la cara y manos.