El provincianismo atufado de nacionalismo es una de las dolencias mentales que adolecen ciertas personas y que, desgraciadamente, trasladan a la tribu que se lo cree. Y en este rubro la prensa deportiva es la que se lleva las palmas de estas malas prácticas. Allí está el origen de ese mejunje intragable con la que debemos vivir todos los días. Uno sortea como puede tanto estiércol vertido desde sus páginas y redacciones. En mi opinión ese tipo de prensa revela nuestra falta de autoestima, el galopante solipsismo en el que estamos envueltos, los emergentes complejos de inferioridad, la vía estrecha de los que opinan y de los que se tragan esas opiniones (la prensa catalana en la sección deportes es de libro con el uso de estos ingredientes). En mi repaso diario de los periódicos de los dos lados del charco, leo en una de ellas que da cuenta que en un equipo italiano donde juega un peruano ganó sin él ¿eso eso relevante? ¿Por qué apuntillaron al peruano que no dio ningún valor añadido? Es para decir, hala hay un compatriota por allí y así sentirnos mejor (el Mejoral de los libros de autoayuda). Mal bálsamo. Aquí en España hace unos días sucedió un hecho de locos. Dos hermanos que juegan en la NBA iban a enfrentarse en un partido y fue la noticia con ribetes dignos de lo real maravilloso pero en versión patética. Entre las estupideces que dijeron estaba que nunca antes ni después podría repetirse la escena de dos hermanos, para más señas españoles, iban a jugar un partido de la NBA en diferentes equipos. La guinda del pastel fue el salto o la disputa de la pelota para empezar el partido. Titularon: foto para la historia. Aquí y allá en el ámbito deportivo se abusa de la palabra historia. Incluso se hicieron editoriales que esa imagen les reconfortaba y era un ejemplo de constancia para los chavales ¿? Que chalados. ¿Eso les hace sentir mejor? Es como leerse el horóscopo donde te dicen lo que quieres escuchar. Por favor, tengan a la mano una alcuza.