Ya he escrito, reescrito en otras oportunidades sobre la importancia de la poesía. Poesía a secas. Porque la poesía, la buena, la única que debería existir, digo, libera, descongestiona, funciona como antídoto de todo. La palabra bien puesta, las letras mejor pensadas. Un punto, una coma, un neologismo de esos que luego la Academia tiene que rendirse, de eso y mucho más está hecha la poesía. Pero está hecha, sobretodo, de alma, corazón y vida. Los poetas, los de verdad, no se andan con esquivadas ni con medias tintas, usan la palabra exacta en el momento preciso. Y, gloria a Dios, hay amazónicos que tienen ese camino. Que ya han comenzado hace varios años ese camino, porque la poesía es el camino, la verdad y la vida. Es de ellos, pero debería ser de todo hijo de vecino. Seríamos más humanos, tendríamos más puertas de salida, sin fugarnos encontraríamos la ventana capaz de provocar el aire necesario en los momentos difíciles. Como los que vive el país, la sociedad peruana. A pocos días que salga de imprenta el poemario de Jorge Nájar -nacido en Pucallpa en 1946 y radicado por este tiempo en París que le permite darse saltitos por cualquier ciudad europea, vaya qué privilegio, poeta- comparto con ustedes esta creación heroica. Estoy seguro que provocará en ustedes las mismas reacciones que en cada relectura provoca en quien éstas líneas escribe. Gracias poeta, gracias Jorge.
EN MEDIO DEL LLANTO
Nos mentimos susurrando en la oscuridad
Unos y otros / abuelos / padres e hijos
No es culpa nuestra sino de esa puta
a la que alimentamos con nuestra lujuria
Duda siempre de la verdad a secas
Duda siempre de nuestros tormentos
Duda de nosotros mismos y de los cómplices
de los relucientes monstruos drogados
En la oscuridad y sodomizados en silencio
no es culpa nuestra sino de nuestros gozos
cuando bailamos pisando carbones
Pisando huevos / cojones / hijos / madres
en medio del llanto y de las flores
con una pistola en el bolsillo