– Delia de Marreros
Dejó la administración por las plantas medicinales
“No se gana mucho dinero en este negocio pero al menos nos sirve para llevar un plato de comida a nuestros hijos y convertirlos en profesionales”, refirió Delia de Marreros.
Escribe: Katty Riveros Montalván
No me arrepiento de haber entrado a este negocio y se lo agradezco a mi suegra, quien me enseñó todo sobre las plantas medicinales. Dios me puso en este camino y por eso no ejercí mi carrera de administración, porque con las cosas de la madre naturaleza no se juega ya que sirven para tratarse y curarse.
Delia de Marreros es una mujer que sacó adelante a su familia gracias a la venta de plantas medicinales en el pasaje Paquito. Su puesto de venta “El Otoronguito”, es el más llamativo a donde acuden clientes locales, nacionales y extranjeros.
Desde muy jovencita, Delia empezó a trabajar en este negocio, con la ayuda de su suegra empezó a vender ya que se encontraba gestando. Lleva más de 35 años dedicándose a lo mismo que le sirvió para sacar adelante a sus cinco hijos y convertirlos en profesionales. “Desde los 18 años empecé a vender plantas medicinales, las siete raíces, brebajes, entre otros productos, todo a base de plantas medicinales; mi suegra fue la que me llevó a apoyarla ya que yo tenía que ganarme la vida ya que me encontraba embarazada”, recuerda.
De Marreros indicó que se casó a los 18 años y después se embarazó, pero a pesar de ello no dejaba de estudiar la carrera de administración en la UNAP. “Estudié administración, terminé mi carrera pero nunca la ejercí ya que tuve que criar a mis cinco hijos que eran pequeños y me dediqué a la venta de plantas medicinales en el pasaje Paquito”.
Como toda mujer, se siente orgullosa de sacar adelante a su familia con su esfuerzo y sacrificio. Así logró que sus hijos sean profesionales gracias a los ingresos que le generaron la venta de sus productos medicinales. “Mis hijos son el regalo más maravilloso, yo y mi esposo hemos trabajado por ellos y ahora todos son profesionales; me siento orgullosa porque tenemos en la familia ingenieros, abogados, administradores y enfermeras, todo esto es gracias a nuestro trabado”, puntualizó.
Delia es una abuela chocha. Tiene cinco nietos y es feliz con ellos. Todos los días vende en su puesto desde las 6 de la mañana hasta las 7 de la noche. “Los que estamos metidos en este negocio trabajamos todos los días, no tenemos descanso si es que queremos surgir. Además, los que se dedican a esta venta deben tener un corazón bueno y no lleno de envidias, para que todo les vaya muy bien. Yo o trabajo desde hace 35 años y sé cuando muchas personas vienen con malas vibras”, manifestó.