Peligra palabra del Presidente

Dos cosas fatales para el país y para los loretanos

Peligra palabra del Presidente Humala y Museo Amazónico

Una nota aparecida ayer en el diario “La Región”, nos pone en alerta sobre uno de los proyectos más importantes de los últimos años y que, como en otras oportunidades, depende de la burocracia capitalina: el Museo Nacional Amazónico.

Como bien se recuerda, el año pasado durante la celebración del “Río Amazonas: Maravilla Natural del Mundo”, nada menos que el presidente de la República del Perú, Ollanta Humala Tasso, dio una noticia producto de las gestiones de diversas personas e instituciones y anunció que se construirá el Museo Amazónico. Como era de esperarse la noticia tuvo repercusiones internacionales porque fue dicha por el jefe de Estado y en un escenario mediático. Todos nos alegramos porque si el presidente Ollanta Humala lo anunciaba se suponía que la burocracia capitalina se ponía en alerta y manos a la obra. Desgraciadamente no ha sido así.

Luego de un año del anuncio presidencial y en medio del aniversario de esa denominación como maravilla, el tema del Museo Amazónico ha pasado desapercibido, con excepción de la nota referida al inicio de este artículo. Peor aún: existe la decepcionante información colgada en la página web del Ministerio de Economía y Financias y no queremos pensar que sea una burla del presidente Humala a la Amazonia entera. Eso sería para llorar. La ficha SNIP N° 254580 del proyecto del Museo Nacional Amazónico dice claramente que en este proyecto recién se realizaría los estudios de Inversión en Julio del año 2014 y su inauguración está programada para Julio del año 2017. Cuando Humala ya no esté en el cargo y el anuncio presidencial sea parte de la historia de engaño y olvido sobre la Amazonía de la que creemos aún no forma parte el líder del nacionalismo.

Según el diario “La Región”, los funcionarios de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Loreto, afirman que el proyecto lo está gestionando el Ministerio de Cultura – Lima y no dieron mayor detalle. Queda entonces acudir hacia quien impulsó reuniones en el Congreso de la República y juntó voluntades para sensibilizar a los actores sobre la necesidad del Museo Amazónico, es decir el congresista Víctor Isla Rojas. Se sabe que el responsable directo de este proyecto es el viceministro de Industrias Culturales, Rafael Varón Gabai, a quien se le debe conminar no sólo que no deje mal al presidente de la República, sino que esta obra es fundamental para reconocernos como amazónicos y que poseamos un espacio adecuado donde se imparta conocimiento sobre la mayor parte del territorio nacional.

Todos los que conocemos cómo funciona la burocracia en el país, podemos afirmar que la voluntad presidencial puede ser postergada y hasta menospreciada y con ello a todo un pueblo que, como el de la Amazonía, requiere con urgencia de espacios donde con profesionalismo se muestre nuestra riqueza en flora, fauna, gente.

Ojalá que, por lo menos, las personas que conocen el tema y que fueron convocadas en su oportunidad digan algo. Callarse sería contribuir a la historia de olvido y, peor aún, de engaño. No queremos ni lo uno ni lo otro, es decir ni ser olvidados ni engañados. Pero tampoco queremos que los ciudadanos se queden callados e indiferentes ante un proyecto de este tipo. Ya sea en el Legislativo, Ejecutivo o cualquier instancia debemos buscar los canales adecuados para pedir una cosa simple: que la burocracia capitalina cumpla el ofrecimiento del presidente de la República, Ollanta Humala. Porque no basta los anuncios, sino el cumplimiento de los mismos. Y hoy que se encuentra en peligro la palabra del mandatario nacional y la ejecución del proyecto de Museo Nacional Amazónico tomemos conciencia de la fatalidad para el país y para los loretanos que ello significa. Por lo menos en este diario hemos recibido la noticia como una burla en la que no está comprometido el jefe de Estado y solo basta buscar los canales adecuados para que aunque sea en términos militares la burocracia capitalina cumpla las órdenes sin dudas ni murmuraciones. Y si se cierran las puertas, sería maravilloso que nuestras autoridades se junten bajo un pretexto inigualable: elevar el conocimiento de nuestra gente y sobre nuestra gente.